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LOS ARCHIVOS DEL PENTAGONO

 

 

 

 

 

 

 

 

Steven Spielberg ha cumplido 71 años y lo avalan más de 40 años de trayectoria profesional intachable. Aunque sea capaz de lo mejor y que muchas veces anteponga el aplauso del público al rigor de sus propuestas, y a veces lo obnubile una blandenguería azucarada que mancilla algunos de sus proyectos más recordados, no siempre sabe rematar sus historias por tener su vista puesta en la taquilla y no en la coherencia del relato que elabora, sigo pensando que podría ser incluso mejor si no viviera obsesionado por agradar a toda costa a los espectadores, como si temiera que contrariar los buenos sentimientos y expectativas fuera un anatema, como si tuviera que demostrar, aún hoy, que es un director excelente, bueno y aplicado que convierte en oro todo lo que toca aunque tan sólo sea hojalata de desguace, en fin, si se liberara de la losa del éxito a cualquier precio podría elaborar la obra maestra indeleble que aún nos debe a sus muchos admiradores. La película que desmenuzo hoy, es una cinta que ahonda en sus virtudes y carencias: dirigida con una perfección admirable. Es una película CON MENSAJE y por si no nos enteramos o estamos distraídos comiendo palomitas, nos lo recalca y recuerda en todo momento, no sea que perdamos el hilo y podamos pensar algo diferente de lo que el SUMO SACERDOTE ha dictaminado que es la ÚNICA VERDAD admisible. Estar de acuerdo con lo que se nos expone debiera exigirnos que tengamos que postrarnos ante su magnificencia, que suspendamos el juicio y nos dejemos lavar el cerebro, por digna y loable que sea la causa. Pero aquí hay LIBERTAD que tanto se pregona, él espera que el público tome partido y saque sus propias conclusiones. En definitiva, estamos ante una obra de propaganda, en la mejor tradición y estilo de Goebbels donde se nos obliga a pensar de una única manera y a aplaudir la previsible conclusión como si el mismísimo Yahveh nos hubiera anunciado entre coros de arcángeles y querubines la LEY SUPREMA de los mandamientos. Y chitón a cualquiera que pudiera tener una opinión divergente porque será aniquilado… o sencillamente no es ni persona ni ciudadano y podrá ser arrastrado al el fango y vituperado por su infamia. Todos los personajes de "Los archivos del Pentágono" son monocordes, sólo se salva Meryl Streep, no hay verdadero conflicto y los antagonistas son abstracciones. Está bien realizada y es imprescindible.

Para los tiempos que corren, no ya en Estados Unidos con el polémico Donald Trump en la presidencia, si no en todos los países que supuestamente integran el “primer mundo”, “Los archivos del pentágono” es un film necesario. Con todas sus virtudes y defectos. Es de esa clase de mensajes, con el respaldo de estar basado en hechos reales, que es necesario proclamar a los cuatro vientos, y no desde el cine independiente, si no desde una de las más potentes productoras de Hollywood como es la Fox y, de manos de Spielberg, el cual a estas alturas no necesita ningún tipo de presentación. Esa supuesta libertad de la que disfruta tanto el ciudadano de a pie como los medios de comunicación, está cada vez más en entredicho, y conviene que nunca olvidemos que estamos expuestos a cualquier tipo de manipulación urdida desde las altas esferas. Como se llega a decir en el propio film: “la prensa debe estar al servicio del gobierno pero no de sus gobernantes”. Spielberg ha hecho una buena labor, como era de esperar, sobre todo a nivel técnico. Ha querido ser riguroso y, ante todo, ha querido informar desde el respeto, pero su recreación ha sido más intelectual que visceral. No ha tenido la garra que otros maestros han demostrado, como Costa- Gavras, Preminger, Rossen, Frankenheimer o Andrzej Wajda al ser capaces de imprimir nervio y veracidad. Incluso no está a la altura de la inspiración de Stone cuando llevó a cabo su “J. F. K: Caso abierto”, Pakula con “Todos los hombres del presidente”, Pollack con “Los tres días del cóndor” o el defendible “remake” de Demme “El mensajero del miedo”. Ha cumplido, sin duda, pero con un resultado lejano al que obtuvieron sus antecesores.

 

En cuanto a los factores técnicos es de admirar su difícil ambientación y todo, una vez más, está llevado a cabo con rigor. Pero hay cosas que del todo no me convencen. La partitura musical de Williams es un auto plagio de otras obras suyas, con aires más cercanos a los temas galácticos que a obras donde el “suspense” es fundamental. En esta ocasión ha pasado de tener un sello característico a sonar demasiado a otras cosas, aunque también funciona. El viejo maestro a estas alturas demuestra lo mucho que sabe. Me desconcierta la fotografía del siempre respetado Janusz Kaminski, también colaborador habitual de Spielberg, cuyo trabajo en interiores es impecable, sobre todo en las oficinas, donde parece absorber atmósferas ya retratadas por Gordon Willis, excelente fotógrafo y que en los años setenta colaboró en películas bastante importantes. Contrasta mucho con las escenas de exteriores, sobre todo donde había de por sí una muy buena iluminación y produce un uso abusivo de pantallas blancas refractarias, los llamados "sticos".

 

En todo, ha cuidado mucho la elección de sus actores, sobre todo la extensa galería de personajes secundarios en su mayoría masculinos. Su pareja protagonista la forman Tom Hanks, habitual en el cine de su director, que se ve que ha estado en todo momento controlando sus gesticulaciones, intentando dar un paso adelante en lo que la construcción de un personaje sin florituras para desprenderse de esa imagen de actor con limitaciones. Mejor, Meryl Streep, la cual, una vez más es capaz de demostrar, con una simple inflexión de su voz, dar toda la intención del mundo. Sé que hay gente que le tiene manía o que no la aguanta. Yo....imposible encontrarme en ese sector. Creo que es una de las mejores actrices de toda la historia, dotada, auténtica y dominadora de su profesión. Como decía al principio, “Los archivos del pentágono” no es del todo imparcial. Se le ha acusado de prestarle más protagonismo al Washington Post que al New York Times en esta historia, cuando realmente no debería haber sido así. También pienso que, en esta ocasión, Spielberg muerde pero no provoca sangre, no hay desgarros de ningún tipo, puede que para no provocar que le caigan enemigos, posiblemente, pero debió ser más incisivo. Aún así, creo que se trata de una película extraordinaria, más que correcta y que facilitará el que muchos conozcan una historia que merece la pena, sobre todo por la cuenta que nos trae y con ciertos valores, como la unidad, virtud que parece ser que hoy no esté de moda. Así vuelve Steven Spielberg, y lo hace a lo grande con  The Post. Una película que aborda el periodismo, un tema nunca explorado por el director, y lo hace de una forma contundente. Cinta muy similar a Spotlight, pero más eficaz, intrigante e inteligente. Si Tom McCarthy nos explica los hechos del The Boston Globe y como destapó la pederastia en la iglesia, Spielberg trata las mentidas del gobierno norteamericano sobre la Guerra del Vietnam y como la prensa, especialmente, The Washington Post fue muy valiente para desenmascarar todos los secretos de este conflicto. Si el veterano director hubiese estrenado su película antes que Spotlight seguramente se hubiese llevado el Oscar a mejor película y mejor dirección porqué es un film más completo. Pero se conformó con estos premios:

Premios Óscar

 

Mejor película Amy Pascal, Steven Spielberg y Kristie Macosko Krieger


Mejor actriz Meryl Streep


Premios Globo de Oro

 

Mejor actor - Drama Tom Hanks Nominado


Mejor actriz - Drama Meryl Streep Nominada


Mejor director Steven Spielberg Nominado


Mejor película - Drama Nominada


Mejor banda sonora John Williams Nominado


 

 

Entrar en una redacción de un medio de comunicación siempre es emocionante para cualquier periodista. Ver su valentía al querer publicar una noticia de tanto peso es extraordinario. Dejar de lado las amistades y el pasado para informar al pueblo de la verdad.... Eso es periodismo, y eso es lo que nos enseña la película, un gran ejercicio cinematográfico que nos quiere mandar un mensaje a favor de la libertad de opinión. Pero si el film es de tan alto nivel es porqué se cuida al máximo cada detalle....Después de una excelente introducción la cinta y con unas escenas algo pesadas, pero se recupera en los últimos 45 minutos. Estos tres cuartos de hora finales son emocionantes, con un ritmo más ágil y con unos diálogos tensos para terminar con una formidable reflexión: “La prensa está para servir a los gobernados y no a los gobernantes”. Todos nos tendríamos que quedar con este valioso mensaje. La puesta en escena es notable por diferentes motivos. En primer lugar, por el importante trabajo de Michael Kahn en el montaje. El habitual colaborador de Spielberg en la edición sabe transmitir muy bien con cada plano escogido el mensaje que el espectador quiere recibir. En segundo lugar, se tiene que destacar unos planos de cámara fantásticos y algunas secuencias inquietantes en que la cámara se muestra tan nerviosa como están los espectadores en aquel momento o como se sienten los personajes por el devenir de los acontecimientos. En tercer lugar, todo el aspecto relacionado con el vestuario, maquillaje y peluquería, porque está escogido a la perfección. Y, por último, porqué por momentos volvemos al ambiente formidable de aquellas películas de los años setenta y ochenta. Spielberg se atreve, incluso, a coger ideas del cine del pasado para ponerlas en películas actuales, y esto es un gran acierto. Yo personalmente hubiera puesto en el papel principal a Gary Olman o ha Harrison Ford, pero se entiende que entre el director y Tom Hanks hay una excelente compenetración y amistad, (algo que hoy en día es difícil conseguir), y fue durante mucho tiempo objeto de comentarios mal intencionados...Mas tarde rodarian juntos de nuevo SALVAD AL SOLDADO RYAN, pero no obstante consigue una de sus mejores interpretaciones, pues está convincente...y tener a Meryl Streep al lado también ayuda. Nunca veremos a una actriz capaz de hacer tantos matices en un mismo trabajo. Streep está espléndida, y muy elegante. Detrás de ellos hay una gran cantidad de secundarios bien construidos y definidos. No lo parece, pero cada uno tiene su momento para lucirse y destacar, aunque sea solo en una escena.... saben aprovechar su momento. En la era Trump, Steven Spielberg ha sido capaz de unir historia, política y periodismo en una misma película, y eso está al alcance de muy pocos. Además, sabe abordar el tema con naturalidad, fluidez y con algunos toques cómicos que le dan vida. The Post es una lección de buen cine, una película necesaria para los tiempos que corren.

 

Difícil explicar la historia de los papeles del Pentágono que reveló el New York Times y, después, The Washington Post, sobre los secretos que escondía el gobierno estadounidense acerca de la guerra del Vietnam. Una historia necesaria y realmente interesante que es explicada y dirigida por uno de los grandes personajes de la Historia del Cine, que dota al filme de calidad, seriedad y elegancia que la eleva a una de las grandes películas del momento. Al leer el argumento podríamos pensar que es otra película más sobre periodismo, basada en hechos reales y que quiere convertir en imágenes esas historias de Estados Unidos que se traspapelaron, pero no, ‘Los Archivos del Pentágono’ no es así. Tiene un metraje de 116 minutos, una fotografía de Janusz Kaminski extraordinaria que incomoda y te traslada a cada momento del film, una banda sonora que recuerda a ‘Nixon’ o ‘Lincoln’ con melodías adecuadas y un guión perfectamente hilvanado que lo complementa el poderío que le da Streep, Hanks y sus compañeros para convertir un drama en un auténtico thriller político inquietante. Cuando vi el film iba con la sensación de ver un drama político interesante, que me explicase algo que no supiera, y estuviera bien explicado y que me sorprendiese o me emocionara. Spielberg consigue meterme dentro de la historia rápidamente en medio de un documental, un drama y un thriller perfecto en cada momento, sin aburrirme y haciéndome partícipe de los sucesos que ocurren. Esta creación se aleja de otras películas similares y asciende la filmografía del director, haciendo pequeño cualquier trabajo sobre política que exista en el momento, dejando un sabor de boca extraordinario con un elegante homenaje al periodismo.

 

 

 

El recorrido de la prensa en la historia del Séptimo Arte, ha dejado ejemplos de excelencia, en obras de la talla de Ciudadano Kane, de Orson Welles, perfecta película jamás rodada, así como las diferentes versiones de Primera Plana, entre las que destaca la obra maestra que Billy Wilder, que estrenó bajo ese título a mediados de los 70, o la más reciente Spotlight, heredera directa de Todos los Hombres del Presidente, de Alan J. Pakula. Bajo la misma bandera, y señalando que justamente, los protagonistas de la historia de Pakula, Bob Woodward y Carl Bernstein, eran trabajadores del Washington Post, Steven Spielberg retrocede a esos convulsos y recién nacidos años setenta, una época oscura para la libertad de expresión, para contarnos el Caso Watergate, un instante en el que los redactores se convirtieron en héroes, y precipitaron la caída de los más poderosos, haciendo que la pluma fuera más fuerte que la espada. Solo el tiempo dirá si la administración Trump de ahora, se puede comparar a la mala gestión del gobierno de Richard Nixon de entonces, pero pocos podrán negar que el oportunismo del realizador es absolutamente lícito, en un momento en el que el oficio de periodista, e incluso el de cineasta, esta más bien sujeto al control de unos agentes no tan ocultos, que con poca o casi ninguna vergüenza, intentan manejar los hilos de la opinión pública provocando desinformación. Pero el verdadero tema a tratar, es la autoridad de Spielberg tras la cámara, con casi 50 años como realizador a sus espaldas, el enfoque, la planificación de las escenas, su trato a los actores, así como su entusiasmo con el material, resultan ser todo un festín para el buen cinéfilo, que sin duda apreciará, con absoluta nitidez, el estar ante uno de los últimos clásicos vivos del cine americano. Ayuda mucho contar con esa gran dama de la interpretación que es Meryl Streep, vulnerable, y absolutamente creíble en su caracterización de Katharine Meyer Graham, legendaria editora del Post, todo un ejemplo para el feminismo de ayer, hoy y siempre. La acompaña en la travesía, con equilibrio, que emula a los mejores actores clásicos americanos, Tom Hanks, en la que supone su enésima colaboración con un realizador, al que evidentemente, y a estas alturas, une algo más que una simple relación profesional.

 

Finalmente, cabe recomendar el film, pues es un trabajo inspirado, que crece a medida que va desmadejando sus poderosos argumentos, haciendo valer la necesidad de que estos Archivos del Pentágono vuelvan a salir a la luz, y reforzando la presencia vigilante de lo que se conoce como cuarto poder, que como bien se menciona en cierto un pasaje, nunca debe estar al servicio de los gobernantes, sino que al contrario, debe mostrarse del lado de los gobernados, un razonamiento que convendría recordar a los políticos cada cierto tiempo. Afirmar que Steven Spielberg posee una portentosa habilidad para dedicarse al Séptimo Arte no explica de modo suficiente ni abarca con justicia sus extraordinarias capacidades como cineasta. A sus éxitos y reconocimientos les trasciende un elevado número de películas que, además de destilar una gran calidad y de ofrecer un certero entretenimiento, influyen decisivamente en la Historia del Cine. Su emocionante, vanguardista, emotiva y vibrante filmografía, unida a sus indiscutibles señas de identidad, llevan acompañándonos durante más de cuatro décadas, dejando a su paso una huella imborrable. Además, en esta última etapa Spielberg está logrando aglutinar con maestría un estilo de cine de antaño con una mordiente más actual. En “Los archivos del Pentágono” continúa por la misma senda con más pasión y ritmo, si cabe, impartiendo otra lección portentosa en la que aúna la atracción de los títulos clásicos con la intensidad de los modernos...Asi es su destreza. A principios de los años setenta, algunos periódicos como “The New York Times” o “The Washington Post” apostaron decididamente por la libertad de prensa, informando sobre documentos del Pentágono que demostraban el encubrimiento masivo de secretos por parte del Gobierno y las mentiras que habían sido transmitidas a la población referidas a la guerra de Vietnam. Tanto editores como directores tuvieron que enfrentarse a la Casa Blanca en el intento de restringir la Primera Enmienda y su derecho a informar. Dicha publicación generó un enorme debate sobre la libertad de expresión e información y acabó en una dura batalla legal ante el Tribunal Supremo.

 

 

 

En una de sus frases más famosas Howard Hawks decía: “Tengo diez mandamientos y los nueve primeros dicen no aburras”. Steven Spielberg sigue a rajatabla la regla, pero con el añadido de ofrecer un pasatiempo pleno de contenido y trascendencia. Las controversias que refleja esta producción conservan plena vigencia en la actualidad, tanto por la actuación de una Administración Trump que trata de domesticar a su antojo a los medios de comunicación como por la relevante influencia del trabajo periodístico profesional. El personaje de MacKenzie McHale en la serie ‘The Newsroom’ afirmaba certeramente que "no hay nada más importante en democracia que un electorado bien informado". En ese sentido, esta cinta es un monumento a quienes luchan por dicho objetivo.

Una carta de amor del rey midas de Hollywood al periodismo libre, ¿o era al liberal?...Un regalo para los nostálgicos del periodismo de rotativa y cenicero, entre los que sin duda se encuentran muchos de los críticos de cine.

 

La primera escena ya es toda una declaración de intenciones. Hagamos una prueba. En sólo 3 segundos, piense usted una música con la que ambientar una escena de la guerra de Vietnam..... Correcto, algún temita de rock clásico americano, pero Spielberg tampoco le dedicó más tiempo a esto. Algunos dirán que es una prueba de la capacidad de creación que el bueno de Steven ha logrado con los años, capaz de ubicarnos en la época con solo un plano y una nota musical. A partir de aquí, se supone que tengo que santificar a Katahrina Graham, la multimillonaria heredera de uno de los gobernadores de la Reserva Federal de EE.UU, porque hizo públicos, ya los habían publicado antes, unos documentos que revelaban una obviedad clamada por la sociedad civil en todo tipo de manifestaciones desde hacía más de un lustro. Esta señora, como se muestra en la película, era íntima del secretario de defensa y tenemos que asimilar que no se olía nada? ¿Tengo que creerme que ni ella, ni ninguno de los jerifaltes, actuó con ambición viendo que publicar esos papeles iba a ser un pelotazo para el periódico?. Por otra parte, lo que les importa a los personajes, al director, y posiblemente al público americano, es qué no había posibilidad de ganar la guerra; El hecho histórico de haber financiando un golpe de estado y haber puesto un dictador en Vietnam, como hicieron en Filipinas, Singapur, Corea, Chile, Argentina... para imponer su estilo de vida. Si al final hubieran ganado la guerra no había debate, 3 millones de muertos hubiesen merecido la pena. En pocos años habrían podido vender el periódico por toda Indochina. Sobre el debate ético de desvelar secretos que puedan poner en peligro la seguridad nacional...nada, nada, ahí no hay duda, publicamos sí, pero todo bien cortadito y revisado para no meternos en líos. Al fin y al cabo Nixón es el chivo expiatorio perfecto de la política americana, todo lo que haya hecho mal EE.UU. en el siglo XX es culpa suya, los demás, a los ojos del mudo son todos gente maravillosa.

 

Nuevamente Spielberg vuelve a regalarnos otra obra maestra en su primera incursión en el subgénero periodístico que engrosará la lista de grandes películas sobre el periodismo que se han hecho hasta fecha. Aunque la trama gire en torno a un tema acaecido en los setenta, resulta muy actual a nuestros días, con indirectas veladas a la administración Trump. Todo está contado con agilidad y frescura, de forma clara y concisa. La historia trata sobre el dilema moral que supuso para el Washington Post y el New York Times la publicación de un polémico informe secreto del gobierno en el que se dejaba bien claro que los esfuerzos de la administración americana para ganar la guerra de Vietnam resultaban insuficientes, el conflicto se agravaba y no tenía solución posible. Sin embargo los gobiernos de los distintos presidentes americanos que lidiaron con el tema, se negaron a retirarse del país asiático por lo humillante que sería admitir públicamente una derrota militar. De forma que engañaron a sus ciudadanos obviando dicho informe haciéndoles creer que todo iba sobre ruedas. El problema vino cuando se hizo público y la población se movilizó por todo el país exigiendo la retirada de tropas de Vietnam. El presidente Nixon se puso nervioso e hizo uso de todo su poder para evitar que la prensa continuara publicando esas noticias con el pretexto de que se ponía en riesgo la seguridad nacional. Al final se demostró que el gobierno había mentido a sus compatriotas y no se le exigieron responsabilidades penales a los medios por la publicación de dichos informes. Todo lo contrario, el prestigio periodístico salió reforzado siempre en busca de la verdad y controlando los excesos del poder. Sin olvidar la historia personal de la dueña del periódico, que hereda un medio de comunicación tras el suicidio de su marido sin saber nada del tema y que es constantemente desaprobada por sus consejeros y que aun así decide seguir adelante publicando los polémicos informes en plena salida a bolsa del periódico.

 

Spielberg es todo un grande del cine, un maestro y sus películas cubren un buen espacio de la cinematografía  mundial, como lo demostraría en SALVAD AL SOLDADO RYAN, ENCUENTROS EN LA TERCERA FASE, y un sin fin de títulos que están en la mente de todos. Recomiendo su revisión, es todo un film de culto en toda la extensión de la palabra.

 

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