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EL CID

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Esta es una de esas películas que guardo en mi corazón... Me hizo admirar mas a Heston y Sofía, y disfrute mucho con ese maravilloso final. La ví varias veces y la recuerdo con un enorme cariño.

 

El Cid se estrenó el día 5 de diciembre en Londres y el 27 de diciembre de 1961 en el Cine Capitol de Madrid. El rodaje se había iniciado un año antes, el 14 de noviembre de 1960. Aunque la historia de la película hay que remontarla una década antes a los proyectos previos. La idea primera era realizar una película sobre la figura del legendario personaje medieval castellano, se remonta a principios de los años 50. La iniciativa surgió de la mano de Rafael Gil que tenía un proyecto de guión y los derechos de la historia. El guión lo estaba preparando Vicente Escrivá con el asesoramiento histórico de Gonzalo Menéndez Pidal, hijo del prestigioso historiador Don Ramón. Para el reparto se preveía la participación de Francisco Rabal en el papel estelar, afortunadamente no fué asi. El resultado final que ha transcendido es la película que lógicamente es muy diferente de la que se podía haber rodado con un equipo español. Uno de los principales determinantes viene condicionado por la personalidad del productor Samuel Bronston que al poco de establecerse en España absorbió el proyecto inicial cuando compró a Rafael Gil los derechos de la historia. Del proyecto inicial no se conservó prácticamente nada, ya que el guión de Escrivá fue rechazado. Del elenco previsto no quedó nadie ya que todo el reparto se elaboró de nuevo, partiendo de la idea de contratar a Charlton Heston para asumir el papel del Cid. Anthony Mann llego a pensar en su mujer Sara Montiel para el papel de doña Jimena, rechazando ésta el trabajo porque estaba en contrato con Cesáreo González, pero estoy convencido que hubiera interpretado una bellísima Doña Jimena, posteriormente recomendaron a Sofía Loren que fue la elegida finalmente. Por tanto de un proyecto inicial necesariamente modesto en sus pretensiones y cuya proyección exterior hubiera sido limitada, se pasa a uno nuevo muy ambicioso y con un claro carácter de superproducción y con proyección internacional. Samuel Bronston no escatimó en la elección del equipo, contratando Charlton Heston que estaba especializando en la interpretación de personajes históricos colosales como Los Diez Mandamientos y Ben Hur, luego continuará con El Cid, 55 días en Pekin y El Tormento y el Éxtasis. Para el papel de Fáñez a Máximo Serato, aunque se había pensado en un principio en Sean Connery, un joven actor escocés poco conocido. Para la elaboración del guión fue contratado Philip Yordan escritor, productor y guionista perseguido por el maccarthismo y que había firmado textos de gran calidad como Johnny Guitar. Para la música fue elegido uno de los grandes músicos de Hollywood, el compositor norteamericano de origen húngaro Miklos Rozsa. y como ya he dicho para la dirección Bronston pudo disponer de un maestro profesional como Anthony Mann, que había iniciado su carrera en 1942 especializándose en westerns. Anthony Mann que completó en vida treinta y ocho largometrajes es un director de cine que como John Ford nunca fue considerado un genio ni se le tuvo en cuenta a la hora de otorgarle algún Óscar. Como dato anecdótico Orson Welles aprovechó el vestuario del Cid para rodar su obra cumbre: Campanadas a medianoche. Peñíscala fue elegida para esta gran película para representar la ciudad de Valencia y fueron miles los vecinos del Maestrat que se beneficiaron durante varios meses de dinero trabajando como extras durante el rodaje de una de las superproducciones más importantes de Hollywood en aquellos años.

Pagaban 20 duros al día y un bocadillo de tortilla y eran cientos los extras  a diario.

 

El Cid tendrá algunas contradicciones históricas, porque entonces la película no sería de Hollywood, habrá manipulaciones impuestas por estrellas que sólo pretenden lucir en la pantalla sin importar otro concepto, pero es  la película favorita de Martin Scorsese, el presidente Kennedy fue un entusiasta de la misma y sobretodo del personaje central... invitó a Charlton  Heston a la Casa Blanca para que le hablara del Cid Campeador. Hasta 1961,  fuera de nuestras fronteras nadie sabía quién fué Rodrigo Díaz de Vivar, desde entonces se estudió en muchos colegios estadounidenses y en el resto del mundo. Todo gracias a Samuel Bronston, productor de origen ruso que amó el suelo español para rodar sus espectaculares  películas, fué sobrino del legendario político León Trotski, su familia emigró primero a París y después a Estados Unidos. Falleció de una neumonía y fue enterrado, como era su deseo,  en Las Rozas, a las afueras de Madrid, donde rodó: El Cid, 55 días en Pekín y La caída del imperio romano...Otro punto de fricción fue la utilización de la palabra España para hablar de la patria que en realidad es Castilla, pero la película alude en el guión al conjunto de reinos de la Península en peligro por las  huestes de Ben Yusuf  y no a un solo territorio por lo que su inclusión es aceptable ya que el vocablo España procede de Hispania, nombre que los romanos dieron a la Península Ibérica cuando la conquistaron. Así, en tiempos de los romanos  “Hispania” correspondía al territorio que ocupaba la península.

 

Tanto en la versión original estadounidense en inglés como la española en castellano cuando El cid parte para el exilio grita “¡Por España!” mientras que en el doblaje se oye “¡Por Castilla!”. Heston, que ya había sido un improbable mexicano en Sed de mal, asumió el heroico papel protagonista. Y Sofía Loren, que en España rodaría también Orgullo y pasión y La caída del Imperio Romano, se metió en la piel de Doña Jimena. Si en pantalla había feeling entre ambos, en el rodaje faltó poco para que se tiraran los trastos a la cabeza. De él se decía que tenía alergia a la ducha, además de que, como confesó en su autobiografía años más tarde, no congeniaba con Anthony Mann y pidió a Bronston que William Wyler, se hiciera cargo del proyecto. Sofía, que ese mismo año ganaría el Oscar por Dos mujeres, se decía que tenía demasiado subido a la cabeza que con El Cid acababa de batir el récord de salario para una actriz con un millón de dólares, más de lo que cobraba Heston. En cualquier caso, superado un rodaje interminable, la película de El Cid, guste o no a los puristas del material literario y aun considerando que ha envejecido bien como pocas, fue un éxito de público y optó a tres Oscar, uno de ellos por una canción muy poco española llamada The Falcon and the Dove, compuesta por Miklós Rózsa. Sus 6 millones de dólares de la época de presupuesto se tradujeron en 26 solo en Estados Unidos y la cinta contribuyó enormemente a popularizar la gesta de El Cid Campeador, y poner de moda la Reconquista como material cinematográfico y despertar el interés turístico por una España mas allá de la costa.

 

Con esta película empezó el gran camino del turismo hacia Peñíscola y se alargó al turismo internacional.
 

 

"El Cid" es la película con la que Hollywood rindió homenaje a nuestro héroe más universal, siempre desde su particular visión. Ello hace que la obra de Anthony Mann se permita algunas licencias y algunos giros, que muy poco tuvieron que ver con la realidad. Sin embargo, una densa nebulosa ha envuelto siempre al personaje de Don Rodrigo Díaz de Vivar, convirtiendo su vida en algo más próximo a la leyenda que al hecho histórico real, con lo que este punto se puede disculpar,  además, no podemos olvidar que estamos ante una película. Más allá de estas consideraciones, "El Cid" contó con un reparto inolvidable..  El argumento está tratado con mucho gusto, de una forma elegante y no se repararon en gastos a la hora de realizar la película. Además conviene tener en cuenta la época en la que se rodó "El Cid", con lo que tiene mucho mérito el resultado obtenido, ya que los medios con los que se contaban no eran los de ahora. En definitiva, nos encontramos ante una de las grandes películas de la historia del cine y por ello, lo mínimo que se puede hacer es verla con atención, para por lo menos poder opinar con criterio sobre ella. Si alguna vez en su vida soñaron ser héroes de leyenda, guerreros audaces, caballeros andantes, princesas, reyes, reinas, seguro que les gustará la película. Charlton Heston es un magnífico actor que nos mostró en numerosas ocasiones y de diversas formas al prototipo de héroe, de persona extraordinaria, de no cobarde y sí de hombre con hombría, capaz de liderar acciones que nadie tiene coraje de emprender, de comportamiento sin miedo al qué dirán. Un tipo raro, poco dado a la chabacanería, que si hubiese nacido en España lo habría tenido muy difícil para trabajar o recibir un justo reconocimiento. ¡Qué tenía fallos? Por supuesto, todo ser humano los tiene, hasta tal punto que el propio Jesús de Nazaret, aquél maravilloso ser que dicen que nunca pecó, se pasó alguna que otra vez ya insultando de manera fortísima a todos los fariseos, ya descargando el látigo con ira contra los ladrones del dinero y el templo. Si Charlton Heston encarnó a héroes y a la par defendía el derecho de portar armas para defenderse, es al fin y al cabo comprensible, pues quien tan fielmente se metió en personajes de bravura honesta y paradigma de hombría que pugna noblemente en defensa propia, con toda lógica debía tener en su ser mucho de eso mismo que tan bien interpretaba, y eso nos puede gustar o no, pero como actor fué uno de los mas admirados y grandes de la historia del cine..Y por último, cualquiera puede ver emocionadamente y sin cansarse, cincuenta o doscientas veces varias de las películas en las que fue actor principal Charlton Heston, como por ejemplo en la obtuvo un Oscar: "Ben-Hur". ¿Se puede decir lo mismo de una película dirigida por Pedro Almodóvar, Julio Medem o Juan José Bigas Luna?, está claro que nó, películas como BEN-HUR van mas allá del crepúsculo de los dioses y está por encima de cualquier nombre, como los citados anteriormente.

Recuerdo haber tenido la suerte de ver El Cid hace muchos años en el cine, en aquellas sesiones dobles hoy tristemente desaparecidas. Ya entonces me llamó poderosamente la atención su sentido místico y su capacidad para llevarte a otro lugar y otro tiempo diferente al mío. Aquel hombre Rodrigo Díaz de Vivar pasó a pertenecer a mi mundo particular y Heston un actor que dió vida a D. Rodrigo y al cual le tengo entre mis favoritos... Históricamente no puedo defenderla, es demasiadas ocasiones y en sus hechos concretos se alejan de la realidad, sin embargo en conjunto nos deja un buen sabor de boca que curiosamente encontramos en la imagen y estampa de una figura como El Cid y esto ya es suficiente. Es por tanto el conjunto lo que puede al detalle en esta producción, cosa cada vez menos frecuente, cuando el cine se ha convertido actualmente en tres escenas buenas y el resto las olvidas. Eso no pasa aquí, aquí todo es perfecto, rozando el paroxismo de una obra de culto total. Sin lugar a dudas tiene un elemento espléndido que ayuda a que la película sea digna de ver y son, los escenarios naturales rodados en España, sembrando con esos decorados, localizaciones, vestuarios... absolutamente perfectos, sin lugar a dudas una de las mejores direcciones artísticas de los años sesenta que consiguen llevarnos a la época de forma correcta. Todo huele a medievo en cada plano. Pero si alguien tiene el mérito de conseguir que esta historia funcione es Charlton Heston, está magnífico y a medida que avanza la película puede observarse como se introduce en el papel hasta ser El Cid mismo. Sin él, esta película no hubiera sido igual, es un actor en estado de gracia. Sophia Loren cumple siempre, y fotografía muy bella, pero es una lástima que su historia de amor tenga tanto peso e impida a veces la épica de la acción. Bajo mi punto de vista, la mejor actriz del film es la francesa Geneviève Page, como Doña Urraca, además de un atractivo morboso ofrece muchos detalles en las escenas que interviene... !!!!! Magistral interpretación !!. Lo que también me fascina de la película es ese aire semi-religioso incluso herético:

 

- “¿Crees en el Cid como yo en el Profeta?” Pregunta Ben Yussuf."-

 

- “Sí, lo creo”, responde Ordóñez. un tanto irreverente."-

 

 

Quisiera retomar de nuevo el tema de las imprecisiones históricas. Sinceramente pienso que a una mayoría de espectadores no es eso lo que realmente les importa. Más bien molesta el hecho de que aparezca un héroe castellano defendiendo España y mucho más en los tiempos que corren. Hablar de España en el siglo XI no es más disparatado que hablar de Eukal Herria en nuestros días. Si quieren verdadera ciencia-ficción lean al escritor Sabino Arana. “El Cid” de Anthony Mann recuerda y recordará que siempre habrá hombres que tenderán hacia lo centrípeto y no hacia lo centrífugo. Así es y así será siempre. El que quiera aprender historia que lea El Poema del Mio Cid y que revise la enciclopedia. Este film es soberbio y nunca te cansas de verlo. El director es un maestro del Western y se nota la influencia de este género en la película, Charlton Heston se encuentra cómodo en el papel de héroe épico y se identifica con el personaje. La fotografía es impresionante, desde la sierra madrileña a Peñíscola...En fin que aunque no sea muy fiel a la historia, la película es excelente aqui y en todo el mundo. Esta obra de arte es un merecido homenaje a una de las figuras mas representativas y conocidas de nuestra historia. El Cid. Con espectaculares escenas de batalla, plagadas de extras, estamos ante una superproducción realizadas a la antigua usanza, cuando el cine era considerado un arte, y no un mero espectáculo, aunquer también resulta espectacular.

 

Descomunal superproducción de la mitad del siglo XX, "El Cid" constituye la representación filmográfica de la mítica e imborrable vida de Rodrigo Díaz de Vivar, la legendaria figura caballeresca que a partir del respeto hacia sus rivales, como sucedió con los estigmatizados enemigos musulmanes considerados malignos e irracionales que debían ser ejecutados sin ningún replanteamiento ni juicio, a quienes en ocasiones les brindó una oportunidad de resarcimiento, así ganó la amistad y devoción del rey taifa de Zaragoza, Al-Muqtadir y gracias a su evidente consideración del honor como única posesión real de los seres humanos, transformó el pensamiento de todo el reino de Castilla y hasta su propio destino el cual parecía condenado a una existencia en el olvido y en muchas ocasiones también a una muerte deshonrosa a causa de los incomprendidos pero no menos nobles códigos que proclamó en su vida los cuales lo llevaron en circunstancias a sufrir la oposición misma del reinado que el mismo debía proteger y defender desde su condición de caballero. Aunque el filme falsea la historia conocida, exagera en sus interpretaciones hollywodescas a los personajes de tan célebre historia, que en su momento han sido personas, y pierde fuerza en circunstancias claves de la cronología, como la batalla final ante los moros de Ben Yussuf, la conquista de Valencia y su destierro de Castilla por orden del recién proclamado Rey Alfonso VI , destacable y admirable son los 5.000 hombres para la batalla fina, su secuencia que pese al paso de los años nos sigue emocionando en la que se enfrenta a muerte frente al Rey Ramiro de Aragón, y el archiconocido desenlace, perfectamente representado por un notable Heston, en el que su nombre queda grabado a fuego por su original y heroica presencia en el campo de batalla y hacen de la obra de Anthony Mann una magnifica alternativa para contar una biografía tan brillante y rica como la de Rodrigo Díaz de Vivar y los acontecimientos que rodearon su vida. Poco importa que se aleje de los libros, que nos transporte a escenas nunca sucedidas, cuando un director de la talla de Mann logra insólita, inéditamente graficarnos una vida histórica y medieval como un western atrapante, dramático y en el que lejos de la filosofía de este genero sus héroes no son tan bondadosamente ideales y sus personalidades caen presa de la ambición, el miedo y como no, la muerte. Yo no puedo esperar que un film de estas proporciones vaya a ser fiel a los hechos históricos que en él se relatan. Únicamente puedo tratar de olvidarme de esos razonables prejuicios y tratar de disfrutar con las aventuras y la épica que abundan en estos films, y eso se nota en "El Cid".

 

Muchos preferirán otras obras de la temática de "Ben-Hur", sin embargo, esta película no desmerece la atención de nadie, pues su fuerza la hacen del todo implacable, con una fuerza arrolladora que atrapa al espectador a seguir su historia pese a sus licencias. Anthony Mann nos ofrece con su Cid puro espectáculo cinematográfico de gran altura. Dividida en dos partes por un intermedio, que es una división real. En la primera parte se relatan acontecimientos diferentes muy rápido, y prácticamente no se dan escenas remarcables, es como si trataran de contar toda la historia del Cid sin dejarse nada a un lado, lo que ocurre es que a veces en una película es muy difícil poder contar todos los avatares históricos que se tratan. En esta primera parte el Cid pasa por diferentes etapas de amistad y enemistad con los diferentes reyes que se suceden mientras que, paralelamente, se va convirtiendo en leyenda. La segunda parte es la más espectacular desde mi punto de vista, es la que convierte a "El Cid" en obra maestra... Básicamente el hilo argumental que sigue es el de la conversión de Rodrigo Díaz de Vivar en leyenda, hasta el punto y final, una especie de mezcla entre el mito que se forja durante la película y un carácter mesiánico del que dotan al personaje principal, que por otro lado es la parte que mejor representa la historia real. En todo caso se trata de un peliculón imprescindible...Sin duda, una obra maestra del cine de aquellos años, una superproducción de los años sesenta única, irrepetible y espectacular, como solo Samuel Bronston sabía hacer para el bien de la historia del cine.. Las superproducciones de Hollywood han evolucionado y no creo que a mejor, en aquellos años era obligatorio actuar en unos grandes escenarios, ahora solo importa la cara bonita y grandes efectos especiales. Es sorprendente ver como Hollywood se interesó en España y en un personaje muy español pero no creo que le interesara el Cid, sino la historia medieval y creo personalmente que el Cid daba mucho mas para contar. La ambientación es muy buena en su mayor parte, crean un ambiente muy apropiado y acertado, lo que más me ha gustado de la película, es la ambientación, la fotografía, y una dirección de cámara limpia y clara, la narración transcurre de la misma manera, lo que ayuda que los actores, grandes estrellas de la época. Es muy posible que el guión tenga sus trampas en lo relacionado a la historia real sobre el Cid, pero hay que pensar que los americanos buscaban y buscan historias que vender. Aquí la historia es real en un fondo medieval, punto y final, no hay que buscar tres pies al gato, Heston y Sophia eran populares y harían mucha taquilla. Es una gran película, muy bien dirigida y muy bien contada, las trampas históricas son necesarias cuando se habla de la industria del cine. He leído diversos artículos acerca del legendario Rodrigo Díaz de Vivar , mejor conocido como El Cid Campeador, el cual es sin duda una de las figuras más representativas de la historia española. Los cronistas y poetas antiguos veneran al personaje, lo exaltan y lo reivindican como el héroe, pero hay recientes investigaciones que se debaten sobre definir a Don Rodrigo como un mercenario que como un excelso libertador, injusto cuando todo lo que hace y arriesga su vida es por su Rey y por Castilla..

 

 

Emociona, estimula y despierta poderosos sentimientos de respeto y valoración, ese soldado fiel a la verdad, ajustado en rigor a la justicia, y empeñado en la hermandad de aquellos hombres a los que, tan torpemente, separa una religión. Todo esto a Rodrigo Díaz significará perder a la mujer que ama, ser amenazado de muerte y desterrado, pero al tiempo que acepta con entereza todo cuanto sucede, dando profundas muestras de benignidad, seguirá luchando para proteger a su tierra, mantener enhiestas las instituciones, y garantizar la supervivencia digna de sus coterráneos. Anthony Mann logra un filme impecablemente realizado, combinando con precisión la lucha política de El Cid, con su trágica y eterna historia de amor con Jimena, mujer de época sometida a los designios de la autoridad de un padre y un rey…que siente doblegados sus sentimientos más íntimos y el resto del reparto se complementa satisfactoriamente, una historia que deja un gusto a magnífico cine épico.

 

 

 Es una superproducción estadounidense rodada en España.... Es cierto que no es muy rigurosa con el Cantar de mío Cid en el que se basa, pero los guionistas tomando lo más interesante del libro han confeccionado un guión para una espectacular película épica que reúne, batallas, amor, lealtad, celos, odios y venganzas. Técnicamente el film está bien confeccionado porque incluye una excelsa banda sonora, una grandiosa fotografía a toda pantalla, decorados y variado vestuario. Por todo ello El Cid obtuvo tres nominaciones a los oscars. La cinta se centra en remarcar las cualidades de un hombre que dio ejemplo en vida a los demás por su nobleza, su honestidad, su lealtad y sus extraordinarias dotes guerreras, es decir todo un caballero. Lo que más me gustó de la película es el duelo a caballo que libra el Cid por la ciudad de Calahorra. Desde su muerte la figura de Rodrigo Díaz fue manipulada por los nobles, el clero y el pueblo. Se creó un mito que saltó de romance en romance al igual que de boca en boca. Dándole alas al recuerdo de un guerrero audaz hasta hacerlo tocar el cielo. El largometraje es digno heredero de la leyenda y se convierte en el máximo divulgador del héroe castellano a nivel mundial. Cuando Samuel Bronston pensó en el personaje del Cid, sólo tenía intención de hacer una superproducción que atrajese al público a los cines, utilizando una fórmula que en Hollywood conocían muy bien: pareja protagonista atractiva, envuelta en apasionada historia de amor con trasfondo de batallas. Anthony Mann fue elegido para dirigir la película, cambió pistolas por espadas. El film tiene un regusto claro a western donde Mann había brillado con títulos como “El Hombre de Laramie”, “Horizontes Lejanos” o “Colorado Jim”. Además conocía muy bien España, puesto que estaba casado con Sara Montiel, actriz que estuvo a punto de encarnar a doña Jimena. El resultado fue un film, donde Mann  supo sacar todo el partido a las escenas románticas entre Jimena y el Cid. Algunos críticos juzgaron mal esta película porque, teniendo en cuenta el momento en el que se estrenó y los medios que había entonces, opinaron como cachorros sedientos de la leche de la madre, pero en fin, el en el cine hay gusto para todas las cabezas pensantes.

 

Si hoy existe una película bella y hermosa sobre el personaje de Rodrigo Díaz de Vivar, hombre valiente, magnánimo, leal y generoso al que los árabes llamaron “El Cid”, nombre que denomina sus valores humanos, es gracias al productor Samuel Broston afincado en España, obtuvo el beneplácito del dictador para producir  películas de gran presupuesto. Fue él, quien puso en marcha esta gran proyecto al que se sumaría más tarde Anthony Mann, uno de los cineastas con más talento que han existido, y que merece estar entre los grandes, pero nunca ganó un Oscar. Prueba de ello, es que llegó contratado por Bronston, tras ser despedido de Espartaco por Kirk Douglas que también ejercía de productor, seguidamente había tenido problemas con la Metro para hacer “Cimarrón”, por tanto esta es una película de productor.

 

 

Este gran clásico ofrece mucho: duelos a espada, juicios de Dios, una esposa afligida, y sobre todo una estética bien pergeñada del medievo sin caer nunca en barroquismos ni en pretensiones, ajustándose al ritmo de la película a la cual también se acoplan a la perfección los demás personajes. El Cid, nada en la leyenda y que por cierto tiene de histórico lo que Juana de Arco, es de personaje profundo, difícil de interpretar sin llevar a lo maniático su exégesis... No hay efectos especiales pero sí el efecto especial de la maestría a la hora de rodar, llevar el ritmo e involucrar al espectador en la aventura...no es apta para paladares ortodoxos,  tampoco para los que ven en cualquier película de aventuras algo reseñable...Es sencilla y llanamente un cine que cumple a la perfección los requisitos del gran Samuel Bronston.

 

 

Los cuatro western más importantes rodados en suelo español han sido dirigidos por Sergio Leone y el otro es uno mucho más americano y lo dirigió Anthony Mann. Porque sí, hay que situar a la película de Mann como otro western en su filmografía. Mann es el hombre que hacía hablar a los paisajes y rueda esta película y la plantea del principio al final como un western. Y este primera licencia le aporta un algo excepcional a la película y a la vez explica uno de los motivos por los cuales hay gente, sobretodo aquí, que no entiende bien la película. Buena parte de sus anacronismos históricos vienen de un planteamiento que bebe de un cine americano concreto, donde buenos y malos luchan entre sí, donde el honor y la épica dan pie historias de una grandeza moral enorme Y si en el western americano todo cabe bajo la bandera americana, aquí, por puro lenguaje cinematográfico y por necesidades políticas, el film se rueda en la España de Franco, se crea una imagen de España que entonces no existía. Ahora, la pregunta es, ¿eso resta valor a la película?.... En absoluto. Por supuesto que no es un libro de historia, sino cine en estado puro.

 

Añadiré un par de apuntes. ¿Qué consideración le daría Scorscese a la película? Seguro que muchos verán El Cid como algo casposo, cosa que tiene la culpa que nos vemos mal a nosotros mismos y la triste calidad de copia en dvd, pero recomiendo recuperarla en blu ray y disfrutar de un espectáculo visual enorme. Muy de la época... habría sido como... "La caída del Imperio Romano"). Un film vibrante. Y una película a la que directores tan importantes como Scorscese ven con una gran admiración. Y si todos admiramos a alguien como Scorscese, recomiendo hacer lo propio con Anthony Mann, uno de los GRANDES. Anthony Mann mezcla con pericia acción, cine bélico, drama, construye con paso firme el relato en increscendo dramático del ascenso de un guerreo a los altares de la Leyenda, en dos partes El realizador en sus westerns intentaba insuflar la narración del drama humano de los protagonistas, personajes enmarcados en situaciones extremas en la frontera USA, lugares donde la ambigüedad entre el bien y el mal se alzaba, para este film toma algunas de estas señas en el tormento interior del héroe que su dignidad y orgullo le dictan un camino que debe seguir, aunque le cueste perder todo lo que tiene, su compasión le hace liberar a los dos emires al principio, estos principios le hacen enfrentarse en un duelo con el padre de su prometida, aunque esto le cause el desamor de ella, le hacen humillar públicamente al rey, aunque esto le cause el destierro, convirtiendo el relato en una historia de tintes elegiaco-mesiánicos, pues a cada paso catarquico que da más gente le sigue. En el otro lado está Jimena, prometida de El Cid, tras una trágico hecho pasa a odiarlo mortalmente, planeando su muerte, y si no lo consigue, decidirá el peor de los castigos casarse con él para con su indiferencia hacerle infeliz, es el choque de estas personalidades la mejor salsa en que se mueve Mann. El director maneja con brillantez la ambientación, con castillos, vestuarios, armaduras, armamento, y sabe sacarle gran partido a los vastos paisajes, manejando gran equilibrio entre las escenas épicas y las intimas. Una realización elegante sabiendo utilizar fueras de campo inteligentes como en el duelo entre Rodrigo y el conde Gormaz, los dos contendientes desaparecen bajo una escalera, y de la oscuridad aparece el segundo letalmente herido.

 



La historia toca el tema Universal de la lucha por la libertad, se habla de la tolerancia entre diferentes culturas, del entendimiento entre religiones, y el director lo hace de modo respetuoso, atacando prejuicios sociales, la intolerancia racial y teológicos, arremetiendo contra el egoísmo, los celos, el odio, la sed de venganza, y ensalzando valores como la valentía, la lealtad, la compasión, y la dignidad. A pesar de tener la producción un asesor como Ramón Menéndez Pidal , autoridad española en El Cid y España de la Edad Media, los historiadores la masacraron por no ser realista, pero yo me atengo a aquella máxima de “El hombre que mató a Liberty Balance”... <Cuando la leyenda se convierte en hecho, imprime la leyenda>, esto es un film, no un documental histórico, aquí prima emocionar, entretener y hacerte pensar, esto lo consigue con creces con un espectáculo portentoso, edificando una Odisea Homérica en la que el héroe debe pasar distintas fases hasta llegar a su cuasi-místico destino y llega a fundirse por momentos su figura con la de Jesucristo, cuasi-deidad enviada a salvarnos de la tiranía del invasor y que nos hará unirnos, este aura mesiánica queda reflejada en esa secuencia magistral cerca del final.

 

La puesta en escena es un suntuoso diseño producción de Veniero Colasanti  y John Moore, candidatos al Oscar, con fascinante recreación de la edad Media, rodando la mayor parte en España, con profusión de castillos, los bellos de Belmonte, los de Peñíscola y Bamburgh, además en poblaciones como Torrelobatón (pueblo de Vivar) y Ampudia, o en la sierra madrileña, algunas escenas filmadas en estudios de Roma, con manejo de 35 barcos, 10000 trajes y 50 máquinas de guerra medievales, con formidables interiores de castillos, rozando el expresionismo, con múltiples arcos, escaleras, ventanas, desbordando realismo,... ...todo realzado por un radiante Cinemascope, explota la pantalla panorámica con líricos amaneceres de cielos rojizos, planos preciosos de playas, de páramos montañosos, engrandecido con un proceso de cromatismo especial, la gran pantalla aprovechada para el manejo de miles de extras, unos 7000, con gran manejo del espacio, ingeniosos movimientos de cámara, impresionantes travellings. Ente todo esto cabe achacar cierto envejecimiento, e incoherencias en aspectos que le impiden alzarse al Olimpo, hay situaciones bastante forzadas, demasiadas licencias hay que otorgarle muy normales en el cine... ejemplos; Cuando al inicio El Cid llama traidor el alférez del Rey y no pasa nada; Que Ximena en la pelea de justas por la ciudad de Calahorra de una prenda al paladín enemigo de su Rey queda poco creíble. Como la forma tan ridícula en que el Rey Sancho es asesinado bajo las murallas de Zamora, acrecentado por el hecho de que el Cid lo esté espiando.

Hay más elementos confusos, no pondría entre ellos lo que solo son anécdotas, como el pasodoble que se oye a la entrada de El Cid a Valencia o el principal, que la historia real dista mucho de la del film, lo realmente cierto es que el paso de un guión a la gran pantalla, hace florecer estas situaciones, como sucede en Lo que el viento se llevó, que difiere bastante de la obra de la sureña Margarett Mitchell... Lo cierto es que El Cid fue un mercenario al servicio del mejor postor, un líder militar y político que supo entenderse con musulmanes y cristianos. Al tratarse de un film, lógicamente ni sus casi tres horas de duración entran en detallar o constatar los verdaderos hechos o gestas que se le atribuyen al Cid Campeador. El argumento se centra en batallas importantes, su relación con Jimena o las rencillas entre los descendientes infantes del rey Fernando de Castilla y su hermana Doña Urraca, todo esto ponen a su protagonista entre las cuerdas.

 


Lo que si que resulta curioso es que mientras en el extranjero, siglo arriba, siglo abajo, se componían brillantes relatos llenos de magia, amor y fantasía, como podía ser "Tristan e Isolda", "Beowulf", "El Cantar de los Nibelungos" o el Ciclo Artúrico, en nuestro país apareció esta arídisima crónica histórica-biográfica cien por cien realista lo que revela una mentalidad muy diferente y peor respecto a Europa. Allí, la Edad Media se vuelve romántica y misteriosa. Aquí, falta de encanto. He ahí nuestra decadencia... Algo parecido sucede con la monarquía. En España el héroe es el Cid, un caballero-mercenario, mientras que los reyes son puestos casi en ridículo. Carecemos de monarcas legendarios. En cambio, en Inglaterra tienen al Rey Arturo y a Ricardo Corazón de León, en Francia, a Carlomagno y a San Luís, y en Alemania a Federico I Barbarroja. Por eso en Europa el Rey fue sacralizado lo que permitió construir el absolutismo. Aquí el rey es uno más, razón por la que el absolutismo no cuajó y sí en cambio ese espíritu de libertad que alumbró la mayor parte de nuestras desgracias, incluido el liberalismo.

Acababa así la vida de uno de los más notables personajes de su tiempo, pero entonces había comenzado la leyenda.

 

 



Es una de las películas favoritas de Martin Scorsese, el cual la considera:

 

-" Una de las más grandes películas épicas jamás creadas."-

 

​ Scorsese fue una fuerza principal detrás de su cuidada restauración y posterior reestreno en 1993.