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LAS HORAS

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Algunas veces, el cine se convierte en un vehículo capaz de arañar lo más profundo de nuestro ser, capaz de adentrarse en las profundidades del alma y mostrarnos alguno de los grandes secretos de la existencia. "Las horas" no es una obra maestra, ese adjetivo se queda muy corto para describir la profundidad, la sensibilidad, el arte y el buen hacer que esconde esta irrepetible película, pero, sobre todo, se queda corto para definir la gran verdad que revela y que resulta común para cualquier ser humano sobre la Tierra que alguna vez haya sentido la necesidad de elegir el camino que le conduzca a la felicidad. Stephen Daldry dirige un trabajo impecable, medido y rebosante de talento, y todos los actores y actrices, incluso los secundarios, alcanzan niveles de interpretación que serán muy difíciles de volver a ver en una pantalla en mucho, mucho tiempo. La perfección ronda por esta película de forma omnipresente, adueñándose de cada plano, de cada gesto y de cada segundo de metraje. "Las horas" escupe ante nuestra cara el gran secreto de nuestra capacidad o incapacidad de tomar decisiones. Esas grandes decisiones que determinan los caminos por los que andamos y que nos conducen adonde queremos o no queremos estar. La felicidad es difícil de alcanzar, es sólo un instante, un tesoro precioso que llega de pronto y se escurre entre nuestros dedos, una sensación reservada sólo a unos pocos; a aquellos capaces de ser fieles a sí mismos, a sus deseos y a sus sueños. A los sinceros... y, sobre todo, a los valientes. La vida, frágil e irrecuperable, mantiene su férreo latido como un pulso ininterrumpido, con su lento devenir hacia esa muerte que, irremediablemente, nos espera a todos al final del camino. Y todos tenemos la capacidad de elegir cómo vivir, de elegir con quién queremos vivir y lo que queremos hacer. Ser felices depende de nosotros, y no serlo también...ser infeliz es la mayor tortura del ser humano, una tortura que puede conducir a la peor consecuencia de la infelicidad. Las tres mujeres de esta película afrontan el reto de forma muy diferente. Una elige la muerte, otra la huida y otra la resignación. Y al final sólo queda esa vida vivida que jamás volverá, con el fin definitivo para Nicole Kidman, con el premio que no supimos ver ante nosotros en el caso de Meryl Streep y con el merecido perdón en el caso de Julianne Moore. Tres senderos diferentes, tres senderos forjados en el tiempo con cada uno de los años, los días y las horas de nuestra preciosa e irrepetible existencia.
 

Coincido como la inmensa mayoría de los críticos, en que las actrices están soberbias, Ed Harris puede llegar a conmoverte y la concatenación de las tres historias está tan bien hilvanada que dulcifica "las dos horas" hasta convertirla en una visualización estética, poética y cargada de dramatismo. Drama el de la mujer que vive por y para los demás y que, cuando se percata... o es demasiado tarde para salvar a su amigo del suicidio, por el que ha dado todo sintiéndose aún más frustrada... o a la que apenas le quedan fuerzas para luchar contra un sistema y un siglo que constriñen su libertad, como un corsé tan apretado que apenas le permite respirar. Nicole Kidman, da la batalla por perdida... no es deprimente como dicen algunos, es la única elección que le queda a una mujer que tiene que firmar sus obras literarias con seudónimo masculino. La única de las tres que elige no vivir la vida que está impuesta desde la cuna para ella es Julianne Moore y por eso, el público la percibe como capaz de abandonar... ¿el qué? ¿su maravillosa vida?...

-" Soy un florero, mi marido me ha comprado una lavadora, tengo dos hijos estupendos, me reúno con mis vecinas para hacer tartas de cumpleaños y mi esposo me quiere. Pero antes de casarme, he dejado los estudios, no opino sobre política sino sobre costura, no leo la sección de economía sino la de cómo decorar el salón, soy el ama de mi casa? o de la de mi marido? En fin, si no soy capaz de hacer una tarta de cumpleaños y sonreírle a mi esposo cuando llegue, cansado, de trabajar, habré fracasado como mujer "-

 

 

LAURA  BROWN - 1951

 
Julianne Moore no es el monstruo... es la mujer que abre camino a las demás, a la revolución sexual de los 60 y a la emancipación femenina que no acaba de concretarse. ¿Qué elegir entonces? ¿Tú propia vida? ¿O la muerte? Ella lo dice... aquello era la muerte, yo elegí la vida.  Verla de nuevo, es mi único consejo; pero con la empatía suficiente como para ponerse en el papel y en las circunstancias de todas y cada una de esas mujeres. Hay descontextualización en la historia de Virginia Woolf y eso hace que muchos puedan pensar que simplemente está loca o amargada. La literatura es mucho más que un montón de palabras escritas en un libro. Un libro es el umbral del universo. Todo lo que puede existir, todo lo que puede suceder, cabe en sus páginas. Quien escribe abre una puerta al infinito, a una historia que cobra vida por sí misma. En este tributo a Virginia Woolf, duro hasta el estremecimiento, triste hasta más allá de las lágrimas, profundo como las profundidades insondables del espíritu, observamos con el corazón en un puño el paralelismo entre vida y literatura, las semejanzas entre las personas que aparecen en las tres tramas paralelas, golpeándonos con la apabullante fuerza sus sufrimientos y sus destellos de felicidad efímera...Tres mujeres, tres épocas distintas, envueltas en circunstancias dispares y a la vez tan afines. Creadora y criaturas se funden para demostrarnos que ficción y realidad van de la mano.


Virginia Woolf, poetisa y novelista atormentada y suicida, va desgranando en su mente visionaria una obra, "Mrs. Dolloway", cuyos personajes escaparán a sus confines para vivir sus vidas reales. Los Ángeles (EEUU), 1951. Laura Brown, esposa y madre, lectora de "Mrs. Dolloway" y personaje huido de la misma, se debate en una crisis existencial que la pondrá al borde del suicidio. Nueva York, 2001. Clarisa Vaughan, editora, consagrada a su vida de pareja y de familia, a su trabajo que la hace moverse en la vorágine del mundillo literario y editor, y al cuidado de un escritor enfermo de SIDA con el que conserva un fuerte vínculo sentimental que es el vestigio todavía candente de una antigua relación. Sobre esa historia, tres mujeres remueven los cimientos de este cinéfilo que soy yo, mostrando ante mí toda su dolorosa y palpitante amplitud, con sus desgarradoras dudas, sus más ocultas pasiones, las ataduras (voluntarias e involuntarias) que las aprisionan, sus titubeos, sus equivocaciones, sus ansias de liberación, su búsqueda constante de sí mismas en la incertidumbre de las horas... Y, junto a ellas, secundarios de lujo. Los ojos del pequeño hijo de Laura, que taladran con un destello de premonición, que ven mucho más de lo que él puede asimilar, absorbiendo la agonía interior de su madre... Un Ed Harris al que duele mirar y escuchar... Incluso una Toni Collette que, en su breve aparición, deja en el aire un perfume a eterno femenino y a fatalidad... Nadie desentona en esta obra maestra que trasciende la literatura y el cine para volar hacia ese lugar indefinido al que van a parar las creaciones inclasificables y de valor incalculable.
 

VIRGINIA WOOLF - 1923

 

Una banda sonora que conecta con lo más visceral e inmaterial que hay en nosotros. La soberbia cadencia de ese piano ultraterrenal. La extraordinaria calidad de una fotografía que lo dice todo en el más hermoso de los lenguajes visuales.  Y, más que nada, una tristeza envolvente e inefable, imposible de abarcar. Los dolores de esta vida que no están sujetos a las premisas de la lógica. Culpa y aceptación. Pero también esperanza. Y amor. Amor imperfecto, amor frustrado, amor truncado, amor que mata, amor puro... Pero amor por encima de todo. Se nos arroja a esta vida como a los gladiadores a la arena. Y cada cual la sobrelleva lo mejor que puede o que sabe. Todos con su carga. Culpables e inocentes, prisioneros y libres, lastimados y lastimadores. Cada cual con sus fantasmas. La primera ventaja de la película es que la primera secuencia, magistralmente montada, consigue atraparte de lleno. Es cierto que esa intensidad no la vuelve a conseguir salvo en un par de ocasiones, pero aun así continua en un nivel altísimo por lo que resulta difícil salir de la película. Realmente, lo que no puedes es salir de los personajes. Primero porque los encuadres de Daldry, que muy rara vez sale del plano medio, no te dejan. Esa cercanía continua te obliga a estar junto a ellas todo el tiempo, y te agobia, haciéndote partícipe de su sufrimiento. ¿Cómo consigue que ese agobio no sea excesivo hasta el punto de no poder aguantar la película? Dejándote respirar de vez en cuando con algún plano general e imprimiendo un dinamismo sorprendente. En todas las secuencias hay mucho movimiento, ya de cámara ya de personajes, y cambios de plano rápidos. La segunda razón por la que no puedes salir de los personajes es la magistral interpretación de los actores. Destacan las tres principales, porque están en estado de gracia, y entre ellas, y es mi opinión personal, a Julianne Moore en el mejor papel de su vida. Pero no se puede menospreciar a ninguno de los secundarios, sobre todo a Ed Harris.

 

 

 

 

 

El guionista David Hare dice lo siguiente acerca del trabajo que tuvo que realizar:

-" En la película, no se puede disponer de la voz interior a menos que sea voz en off… Desde el mismo principio, convenimos meridianamente que no usaríamos la voz en off; una vez que esto estaba claro, tuve que crear cierto número de situaciones que expresaran lo que estaba pasando en el interior de la mente de los personajes sin tener que explicarlo. Por ejemplo, todo el tema del estado en que el marido de Laura ha regresado de la guerra: necesitamos saber cómo ha afectado al matrimonio su experiencia bélica. Hay la sensación de que la Segunda Guerra Mundial se filtra en la película, lo que tuve que explicitar en la escena de la fiesta de aniversario hacia el fin del film, donde él habla acerca de la primera vez que la vio. Por supuesto, eso no se expresa abiertamente en el libro. Tuve que generar toda una serie de situaciones como esta para comunicar lo que pasaba en el interior de los personajes. Otro ejemplo: también tuve que cambiar completa y radicalmente al compañero de Clarissa, y la vida privada de esta, para recrear y expresar varios aspectos que se producen en sus mentes. En el libro se ahonda en lo que les sucede a Clarissa y a Richard cuando eran jóvenes, y ello es excelente para la novela. Pero nosotros ya teníamos las tres historias, y la idea de retroceder en el tiempo en alguna de ellas no me parecía apropiada. Quería hacerlo por medio de lo que dicen los personajes, y del modo en que permanecen juntos, en lugar de mostrarlo. Creo que descartándose uno mismo estas vías, se aplica una disciplina en las cosas que resulta más enriquecedora"-.

 

 

 

 

 

CLARISSA VAUGHAN - 2001

 

 

El director de Billy Elliot , ha subido el listón intelectual de las producciones de Hollywood con Las horas, una adaptación de la novela de Michael Cunningham que evoca el universo personal y literario de Virginia Woolf a través de tres mujeres y otras tantas épocas: la propia autora, Nicole Kidman mientras escribe la novela Mrs. Dalloway en 1923; un ama de casa insatisfecha que lee la obra en los años 50, Julianne Moore, y una editora neoyorquina del momento presente Meryl Streep que prepara la fiesta de cumpleaños de un ex amante Ed Harris, víctima del sida. Daldry ha tenido el acierto de mezclar el proceso de creación literaria con las vivencias de la propia autora y de quien lee la misma obra bastantes años después. De este modo, el realizador británico modela un universo concéntrico y a la vez plural, dadas las distintas vivencias de las tres protagonistas. La interpretación de Nicole Kidman es inmejorable. Para este papel la actriz tuvo que someterse a un proceso de maquillaje, con prótesis en la nariz y otros inventos que la afean y la dejan casi irreconocible. Casi, porque su mirada no admite trampas. Nicole Kidman se come, sin paliativos, a sus compañeras de reparto.
 

 

 

Debéis saber que Nicole Kidman estuvo a punto de renunciar al papel de Virginia Wolf porque tenía una depresión muy grande y no quería ni levantarse de su cama. Menos mal que lo hizo porque gracias a este papel Nicole ganó el Oscar a la mejor actriz. La película cerca estuvo de ser un producto patrio, ya que nuestro Pedro Almodóvar trató de comprar los derechos de la novela... afortunadamente no fué así para gloria del cine. Y Julianne Moore casi se queda sin su papel de Laura Brown, que fue pensado en un principio para actrices como Emily Watson o Gwyneth Paltrow. Por supuesto, la actuación no siempre es fácil y Nicole tuvo que aprender a escribir con la mano derecha para interpretar a Virginia Wolf, porque Nicole es zurda y Virginia Woolf era diestra. A pesar de la genial transformación de Nicole en la película, con nariz falsa incluida, esta fue descalificada por la Academia para el Oscar al mejor maquillaje ya que se hicieron correcciones digitales en los primeros planos de la actriz para conseguir que la nariz falsa se viese real.
 


La novela examina la libertad con la que generaciones sucesivas has sido capaces de expresar su sexualidad libremente, en público, aún a sí mismos. Como tal, una sexualidad definible para los personajes de Virginia Woolf y Laura Brown son difíciles de diferenciar. Puede ser argumentado, como lo hace el autor Michael Cunningham en el comentario del DVD de la versión fílmica, que si tales personajes hubieran nacido en tiempos más modernos y en circunstancias diferentes hubieran sido lesbianas. Para Virginia y Laura hubiera sido extremadamente difícil "salir", si hubiera existido tal concepto en sus tiempos. Tal posición habría significado consecuencias extremas en sociedades donde la homosexualidad era en muchos casos ilegal, tratada con 'terapias' médicas extremas, y opacada por la sociedad. Esta situación puede ser entendida para proveer mucha de la angustia de los personajes, particularmente en el caso de Laura Brown. Sin este entendimiento, Laura podría ser concebida como una malagradecida o una mujer extremadamente dramática.

 

El uso de la música es sumamente acertada. Primero, la banda sonora es impresionante. Segundo, aunque la usa prácticamente todo el tiempo, su juego con el volumen de la música en según qué momentos me parece  vital. Así, hay secuencias enteras en las que la música acompaña a la imagen todo el tiempo, pero en un volumen imperceptible, lo suficiente como para ayudar a enfatizar la tensión, que las imágenes por si solas ya ofrecen. A pesar de todo el dramatismo, creo que la película acaba siendo un canto a la vida. Una de las razones es la frase que titula mi crítica, y que dice Nicole Kidman en la película. Es casi lo que hace Daldry. Mostrarnos unas vidas al límite que nos hagan valorar la nuestra. También Julianne Moore, al final en la conversación con Meryl Streep, conversación sublime e intensísima, cuenta también que ella "eligió su vida".... Quedarse hubiese sido la muerte. La conversación en la estación también es un momento de brutal intensidad. Y el monólogo final de Virginia Woolf, y soy poco dado a disfrutar de discursos finales, le aporta a la película lo que necesitaba. ¿Qué le falta? No lo se, quizá ese punto de genialidad difícil de explicar que tienen las obras maestras y que se nota dentro de ti cuando sales de una película. Quizá esa cierta innovación en el montaje, ese atrevimiento, esa velocidad  y ese paralelismo tan bien estructurado, vaya bajando al final prefiriendo la corrección y consiguiéndola, doy fe, que el riesgo, para quedarse en gran película, t ser una obra maestra. Una mano temblorosa escribe y, de pronto, nos damos cuenta de que estamos lejos del mundo cinematográfico. No sé como lo logra, pero Daldry lo hace, y nos traslada a un mundo literario más cercano del que jamás hayamos conocido. Sí, lo reconozco, no soy un adepto a la literatura aunque me gusta... que digo me gusta, me encantaría, y he logrado sentirme hipnotizado y subyugado por la lectura, igual que aquí lo logra el cineasta inglés. En "Las horas" nos encontramos con una narración más descriptiva y visual de lo que habría cabido pensar, sin necesidad de voces en off (sólo las necesarias, para describir transiciones) y sin necesidad de remarcar o enfatizar cada escena más que con imágenes: en definitiva, confiriendo el mismo valor a la imagen, al detalle sutil, al preciso gesto o al plano conciso para que la literatura tenga vida.

 

Al margen del texto, he procurado elegir con sumo cuidado las mejores imágenes del film, espero que con ello, mi articulo sea mas brillante y atractivo. Por otro lado, el film de Daldry resulta técnicamente impecable, y no, no hablo de la técnica y el ampuloso ejercicio por intentar que cada plano resulte trascendental, sensible y artístico, sino de la técnica como el manejo idóneo de los recursos cinematográficos para que una narración resulte compacta, cada plano tenga su determinada función. De todos modos, qué sería hablar de "Las horas", sin hablar de esa terrible huída emprendida por personas (en este caso, mujeres) en un mundo que no saben como afrontar, ni donde encajar: qué sería hablar de este film, sin hablar de los temores de Laura, de la terrible inseguridad de Clarissa o del irremediable peso que debe llevar Virginia por una vida que no ha terminado de girar en la dirección que buscaba. Seguramente, todo ello no sea causa del mundo que les rodea, sino de su afán por huir de aquello que, por una causa u otra, las ha mantenido suspendidas en un lugar sin aparente escapatoria, como esos universos literarios donde se crean unas normas, unas premisas, unos estandartes... y no hay vuelta atrás.

 

 

Desde que leí la brillante novela de Michael Cunningham no he podido pensar en lo insignificante que es la vida; Un pequeño recorrido en el que los pequeños detalles son los que sobreviven y donde las horas seguirán pasando mientras nosotros desaparecemos de este mundo y todos las personas que hemos vivido. El mismo efecto produce la película que es capaz de adentrarse en nuestra alma hasta dejarnos sin respiración, como si el suicidio de Virginia Woolf fuera un paso a nuestro propio suicidio. La sorpresa final es fulminante como si se viese la luz de su razón de ser, como si de repente saliésemos de un río y volviésemos a llenar nuestros pulmones de oxígeno y viésemos la luz reflejados en los ojos de los que más queremos. Tres actrices que interpretan a la perfección a tres mujeres separadas en el tiempo y a la vez unidas por la muerte. Meryl Streep , Julianne Moore y Nicole Kidman como Virginia Woolf dan alma al libro en el que se basa creando una susurrante atmósfera, tan débil en apariencia como frágil por dentro. Una historia femenina pero que es para todos los sexos, como si la Señora Dalloway fuera una vieja conocida. Y tras ver esta gran película tengo que reconocer que me he enamorado de Laura Brown, de las horas que me quedan por vivir, de mi vida, de toda la gente que tengo a mi alrededor.. Es algo necesario como seguir respirando, es la razón por la que vivimos. La veré una y otra vez y leeré más veces la novela sin cansarme, seguirá sorprendiéndome el final y conmoviéndome toda la fuerza que hay debajo de esas mujeres tan distintas entre sí. Las horas se ha convertido en uno de esos títulos imprescindibles e inolvidables, de todos los que he visto y son muchos.... No os dejéis atrapar solo por la luz y la banda sonora, entrad en su juego de emociones y encontrareis lo que nunca esperabais, tengo que reconocer la genialidad de una de mis películas preferidas.... Es un homenaje a la mujer a través de un repaso a las tres facetas de la creación literaria.

 

Muchos nos emocionamos con Billy Elliot, primer largometraje del director teatral Stephen Daldry. Ahora lleva a cabo una estructura narrativa magistral, hecha a prueba de bombas, permite disimular una más que evidente artificiosidad premeditada y bordear varios asuntos: el descubrimiento de una existencia desligada de todo contenido, la lucha por hallarle un sentido en medio de imposiciones sociales u obligaciones personales, la necesidad de cambio o huida... Bajo esta capa se palpa una más profunda dedicada a un asunto espinoso. Su punto de vista es, cuanto menos, progresista. Daldry apuntala todo esto con una estudiada e imaginativa puesta en escena. Las referencias que ayudan a conectar las tres épocas son meramente visuales (las flores, los cubos de basura, la manera de arreglarse el pelo...), muy acertadas. Tal vez sean las flores un símbolo de que la felicidad es volátil, perecedera, frágil, de ahí la cruzada interior que cada personaje lleva consigo. Y todo esto no sería más que un pasatiempo si no fuera porque el estilo breve, elegante y conciso de Daldry se amolda de nuevo al tema que trata. Además, la distancia que concede a sus actores se revela indispensable, pues éstos dotan de fuerza y matices a sus personajes. Así, Nikole Kidman añade otra interpretación magnífica a su carrera, Julianne Moore compone quizás la escultura más cautivadora de la película, y Meryl Streep brilla, eso sí, sobre todo cuando aparece frente a Ed Harris. El pensamiento que contiene resulta ambiguo en ocasiones, no parece ser suficiente para darle sentido al relato, y donde debía haber un espacio para la interpretación del espectador, sobresale la confusión. Al no comprender uno las causas últimas de la desazón de estas tres mujeres - el caso de Meryl Streep es el mejor ejemplo -, el drama que nos revelan se queda un tanto hueco, ya que sólo nos queda claro que existen dos tipos posibles de evasión o redención: el concepto cristiano de la vida como sacrificio, o el agnóstico de que sólo se vive una vez y el suicidio puede resultar la liberación absoluta frente a una vida sin sentido.

 

 

 

 

 

 

En otros términos, la literatura de la película, el guión, resulta asimismo interesante. Nos transporta astutamente a tres lugares y épocas diferentes, a la vez que nos sumerge en unas vidas con algo en común: la insatisfacción y el vacío interior. En resumen, la película habla de unas vidas truncadas por la imposibilidad de los personajes de poder actuar con libertad y seguir el camino que sienten. Y así, las miradas se pierden y los pensamientos vuelan, para luego estancarse, anclados en las horas que avanzan cansadas, aletargadas. ¿Cómo vivir cada día, uno tras otro, con la sensación de que hay algo que no funciona y que no te deja ser feliz? ¿Cómo sobrevivir a las horas, esas horas que llegan después y siempre vienen a recordarte tus desdichas? Por eso, cada hora es importante. En cada hora, debes tratar de inclinar la balanza a tu favor para desear que lleguen las horas siguientes y, a la vez, anhelar que estas horas no pasen nunca. Por más tedioso que pueda parecer, se tiene que saber de antemano que lo que se va a visionar no se puede definir con la simple palabra película. Lo que se va a encontrar aquí, es un profundo pozo de la oscuridad que persiste al ser humano. De una forma magistral, perduran de forma omnipresente, tal cual su narración, tres elementos de trascendencia. El sufrimiento, la vida y el hombre como ser único al gozar de una consciencia que lo eleva de la superficialidad que impera en las otras especies. Esa capacidad de reflexión, de construir pensamientos y más importante de generar una visión al mundo que nos rodea, ya sea política, religiosa, filosófica, que al fin y al cabo a lo largo de la vida funciona como un arma de doble filo. Sí, el hombre es un maravilloso animal que se escapa del determinismo biológico de los otros seres vivos por su genial aparato: la mente; pero junto a eso se esconde amenazante en cada segundo de tu existencia el peligro a caer en la angustia y en la infelicidad.

 

De una sutileza abrumadora, el guión nos plantea y es más nos refleja con absoluta precisión este tema, que impera en la vida de cada ser humano. A través de una trama que se sostiene por el relato intimista de tres mujeres en adaptarse a los cambios de la vida, cayendo en una arrebatadora infelicidad, se crea un retrato perfecto con el hombre como protagonista y la vida como medio. Cada palabra y cada gesto nos van acercando a esta realidad oscura que surge junto al ser humano por su mera condición de tener una visión de lo que le rodea, una visión que se asocia a la capacidad de reconocer los logros y las derrotas, de buscar el sentido a tu existencia, de construir una vida en la persecución de la esperanza, la felicidad y la realización de una persona. Gracias a esta sensibilidad en estructurar estos aspectos, que apenas te dejan respirar, se crea un trasfondo tan veraz como inteligente, construido por las palabras y situaciones que se conjugan en perfecta armonía, se hace partícipe al espectador en internarse en la inmensa profundidad de este pozo repleto de revelaciones y respuestas. Y finalmente es exactamente aquí, en donde se consolida el sentido final de la obra. En el posterior desenlace, se nos enseña las formas de escapar a la infelicidad y de las consecuencias de esta misma, pero haciendo partícipe al espectador, se le susurra en las palabras finales que ninguna es acertada. Ninguna es una decisión que te desvíe de los lúgubres territorios del sufrimiento, sino que el único camino valido es el de concebir a la vida como una oportunidad de darle valor a tu existencia, existencia compuesta por infinitas horas, las cuales se van entrelazando, dejando un efecto que se asocia a la propia capacidad de enfrentarlas y hacer de ellas un medio el cual te proporcione la dicha, la esperanza y la capacidad de amar la vida. Lo perfecto de su guión, lo excelente y humano de las interpretaciones, convierten al film en una obra maestra inalcanzable y de una magnificencia de impostergable apreciación.

 

"Las Horas” es sutilmente demoledora. Sus apagadas tonalidades, su cadencia... En unos minutos puedes ya sentir el atroz aislamiento emocional de los protagonistas, su soledad, transmitida a la perfección por unos encuadres que bloquean totalmente en el vacío de su entorno a los personajes. En apariencia todos parecen personas normales en ambientes cotidianos y familiares, de los que nadie podría tener queja. Pero precisamente, sin que queja alguna salga de sus labios, sabemos que son criaturas extrañas al contexto en que se mueven, que algo en su interior, profundo, desgarrador, amenazante, contenido merced a una fuerza sobrehumana, pugna por salir, y que se alía al tono gris y oscuro de todo el film para generar un clima enrarecido y angustioso, y la certidumbre de que sentimientos tan fuertes, tan fuertemente reprimidos, no pueden aflorar por cauces normales. Mi secuencia favorita es la interpretada por Meryl Streep y Ed Harris, ambos inmensos. Tiene esta historia unos diálogos abrumadores que a mi me apasionan. De la historia de Laura Brown me quedo con el personaje interpretado por Julianne Moore, doliente, aniquilado y brutalmente sometido; Julianne Moore estrangula con cada una de sus abismales miradas. La ceguera y el risueño egoísmo de su marido no tienen desperdicio, intentando hacer a todos partícipes de su idea de lo que es la felicidad. Del episodio de Virginia Woolf me quedo con su absorbente y tétrica atmósfera, y con la visión de la protagonista de su propia situación. Aplaudo también el hecho de que al plantear el film no se haya optado por lanzarse a la mera adaptación de alguna de sus novelas, tortuosa empresa dado el intrincado impresionismo de la literatura de esta mujer. No se que cineasta podría plasmar el monólogo interior y el flujo sensitivo que suponen sus obras. Virginia Woolf es uno de esos autores, como James, Kafka, Lovecraft, cuyas obras siguen resistiéndose a la revisión cinematográfica. “Orlando” de Sally Potter, o “Mrs. Dalloway” de Marleen Gorris, se dejan ver, pero no son más que superficiales imágenes. “Las Horas” supone un digno e inteligente, sobre todo inteligente, acercamiento cinematográfico a algunas de las constantes de la obra de Woolf, en cuanto a personajes, obsesiones, visiones vitales,… Si no se puede penetrar la mente de Virginia Woolf en sus libros, si se la puede homenajear en el cine desde la modestia, y encima sacarte de la manga una película, que a mi me deja sin aliento cada vez que la veo, como pocas en lo que llevamos de milenio.

 

 

En primer lugar, Virginia Woolf  quería a su marido, pero tenía una aventura con otra escritora (Vita Sackville-West), de hecho escribió un libro sobre la vida de ésta, con pasajes bastante ambiguos y se lo dedicó, en parte, creo que es por este hecho, los personajes de la película "Las Horas" tienen tendencias lésbicas.

 

 

En segundo lugar, Laura se va de su casa porque no puede soportar la vida "familiarmente feliz" que tiene, además de que queda claro que está enamorada de su amiga  y la reacción que tiene al enterarse de que está enferma.... es motivo por el que se va.

 

En tercer lugar... Clarissa no es la pareja de Richard, si no que es la pareja de Sally, aunque parece seguir sintiendo algo por Richard con el que tuvo un lío en la adolescencia . Uno de los motivos de esta película es porque las 3 protagonistas tienen tendencias lésbicas, y sin embargo no es el tema principal..

 

Esta es una de esas películas que con un presupuesto no demasiado alto logran hacerse un hueco más que reconocido en la historia del cine.

 

Quizás no sea la película más taquillera del año, ni la más premiada, ni con los mejores efectos especiales,... Pero es capaz de ganarse al público con un guión muy sólido, con tres historias paralelas perfectamente enlazadas y con un maravilloso reparto. Si la ve, no se concentren únicamente en los diálogos hablados, sino en otro tipo de lenguajes, como el de la mirada o el de los silencios. Y es que quizás una mirada diga más que un diálogo de una hora de duración. En estos aspectos se ve la verdadera calidad de los actores y actrices como en el caso de Kidman, que en mi opinión en esta película ha conseguido el papel de su vida ganando un más que merecido Oscar.

 

 

Las horas es una amalgama de sentimientos de desesperanza, de callejones, de encierros mentales y de dolor. La paradoja estriba en el absoluto canto a la vida de su historia, en el poder de las decisiones y en la fuerza del amor. Las horas que se amontonan como capas de momentos vitales, como experiencias que se arremolinan como sentimientos de dudas, deseos y anhelos. Los estandartes para esas horas que pasan son estos, y en esas horas, estas tres mujeres vivirán los sucesos que las definen, las virtudes que las caracterizan y los defectos que las unen. Las tres son seres bellos e imperfectos, que luchan sin saber como por encontrar el significado de sus existencias, por exprimir las gotas de vida a su alcance. Todo ser humano alguna vez ha sentido temor a las opiniones del resto, a las miradas ajenas, a la crítica despiadada sobre tus actos y pensamientos, pero no hay nada peor que el miedo a tu propia reacción. Stephen Daldry, une tres épocas, tres mujeres, tres vidas sólo con la ayuda de la literatura, hace visibles todos los deseos escondidos. El diseño de producción, vestuario y fotografía enmarcan las diferencias de años con elegancia. En fin, The Hours es más que una obra maestra, es película de películas, actuaciones entre actuaciones, guiones entre guiones... Sin duda de los mejores dramas estrenados en el nuevo milenio y en la historia del cine. Quedé impresionado con esta película, creo que es una de las adaptaciones más perfectas que he visto en mi vida, no leí el libro, pero cada cambio de escena lo sentía como si cambiaran una página de este. No es una película fácil de ver, es muy dura, tiene escenas crudíimas, pero te da un poco de esperanza y un positivo mensaje. No sería honesto decir que disfruté de la película, no creo que sea una película para ser disfrutada, pero los cinéfilos vemos mas allá y nos centramos en la técnica, la interpretación, los textos, al tiempo que vives en carne propia, sumergiéndote en un torbellino de emociones, es una película para pensar y reflexionar.....También disfrutar.

 

 

 

Las horas pasan en la vida, mientras en lo profundo de nuestro ser, pasan otras horas paralelas, a lo que somos en verdad. Mostramos nuestras horas en la sociedad y ocultamos nuestras horas solo en nosotros. Virginia Woolf estableció la génesis, con su pluma, en varias novelas en el siglo XX cuya vigencia sigue siendo indiscutible. Prueba de ello es el film que nos ocupa: Soledad, desesperación, incomprensión, inconformismo...todo fruto de una homosexualidad accidental.

Cogiendo como personaje articulador el nombre de la propia autora, el guión gira alrededor de historias, entrelazadas a través de generaciones de lectores que, en el devenir de sus vidas, se convierten ellos mismos en protagonistas literarios. Y es que nada mejor que afirmar la vida como una novela de Woolf, llena de sinsabores y sentimientos reprimidos. Todo un homenaje al significado profundo que la escritora pretendía legar en su poética prosa. En la actriz Nicole Kidman todo es pura catarsis interpretativa, capaz de retorcer el corazón con su simple mirada fugitiva, se nos regala un viaje de dos horas por el transcurso de un día.

En definitiva, una desgarrada exposición categórica que pone en tela de juicio nuestros convencionalismos, por medio del séptimo arte: cine, actores, escenas cotidianas y libertad de juicio. Poco mas puedo añadir a mi articulo, porque sobran las palabras al situarnos delante de semejante muestra de arte, sensibilidad, inteligencia y buen hacer. Obra maestra conmovedora hasta las lágrimas, desgarradora...Una miel que no está hecha para la boca de los asnos.

 

 

Es una película que después de verla por segunda vez, me he quedado con pequeños detalles que me desvelan mucho más de lo que pude ver a simple vista... Las reacciones de las tres actrices, ¿el motivo?...No me quedan horas y palabras, todas van diseminadas a lo largo del texto, para reiterarme un millón de veces en ese alarde interpretativo que pocas veces el cine nos ha regalado.....

 

 

Siempre podré decir:

 

 

!!! QUE GRANDE ES EL CINE.....Y QUE GRANDE LA LITERATURA !!!