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MEDIANOCHE EN EL JARDÍN

 DEL BIEN Y DEL MAL

 

 

 

 

 

 

 

"Midnight in the garden of good and evil", es el título de una novela publicada en 1994 por el escritor John Berendt. Fue llevada al cine por Clint Eastwood.
El libro trata sobre el viaje que Berendt realizó a principios de la década de 1980 a Savannah, en Georgia; allí conoció a un sinfín de personajes famosos en la ciudad, desde los aristócratas, como James Arthur Williams, a la gente de menor importancia social, como Joe Odom, pasando por cantantes, pianistas, chaperos, sacerdotisas vudú y drag-queens. El propio Berendt afirmó que el libro mezclaba a partes iguales realidad y ciertos toques o licencias artísticas, como por ejemplo, el cambio de algunos nombres para no herir la sensibilidad de algunas personas, o para proteger su identidad, pero en líneas generales, Berendt relató lo más fielmente posible las notas que iba tomando, y los recuerdos que tenía de cada personaje que conoció, intentando representar tanto la dulcificada como la cruda realidad. Su estilo abunda en lenguaje coloquial, rápido y directo; la novela está estructurada en varios capítulos y ordena de forma organizada cada suceso. En general, se centra en las investigaciones en torno al crimen, un episodio tristemente conocido en Savannah, acerca del asesinato de un joven (Danny Hansford) a manos de su amante, el propio James Williams. Abundante en descripciones de lugares y personas, en datos históricos y plagado de diálogos. El estilo decadente, las fiestas lujosas y la creencia de que era una ciudad parada en el tiempo, aún evidenciando su pasado colonial, incluso pirata, convirtieron a Savannah en un lugar turístico de moda en torno allá por el año 1990, acrecentando su interés debido a la restauración de las mansiones y por la fama de sus asesinatos, como se conocía a principios de siglo a Savannah. Tras su publicación en 1994, Savannah sufrió un espectacular incremento del turismo, debido al genuino morbo e interés que despertaban las descripciones y los hechos acaecidos en la novela de Berendt. Hoy día, tras sus espectaculares y cuidadas reconstrucciones de mansiones, y su tono general de serenidad y de «ciudad detenida en el tiempo», como una «Venecia de Norteamérica», todavía recibe un gran número de visitantes al año, y según dicen, la fama se la deben ya no sólo a su calidad como ciudad sino a Berendt, al que consideran uno de sus cronistas particulares. El director y actor Clint Eastwood, atraído por la historia de la ciudad y el libro, llevó al cine la adaptación de esta novela. El actor John Cusack dio vida a Berendt y el presunto asesino fue interpretado por Kevin Spacey. El joven asesinado fue interpretado por Jude Law en uno de sus primeros papeles, y la testigo principal la drag-queen Lady Chablis,

 

 

Una de las mejores películas que he visto en los últimos años y, seguramente, la mejor de Eastwood. Además con un actor que todas las películas en las que participa son muy buenas, John Cusack. La ambientación es magistral, los personajes...El juicio es sencillamente impresionante, uno de los mejores que he visto en el cine. Recomendable, para sentarse y disfrutar. Clint Eastwood había dirigido anteriormente dos films como director; la romántica “Breezy” y “Bird”. Con más de cuarenta años de profesión, lentamente el director y actor californiano empezó a dar cuentas sobre su autoría con una insistente tozudez de dar marcha atrás en el método de imponer y realizar buen cine clásico. Nueve años separan “Midnight in the Garden of Good and Evil” de “Bird” pero tanta espera, que apenas nadie se preocupó de el nuevo camino que emprendería Eastwood en solitario, valió la pena. Los años siguientes fue una cadena de joyas tales como “Mystic River”, el díptico; “Banderas de Nuestros Padres”  y “Cartas desde Iwo Jima”, seguidas por “El Intercambio”, “Invictus” y la sobrenatural “Hereafter”. En “Medianoche en el Jardín del Bien y el Mal” el alumno de Sergio Leone y Donald Siegel no nos preavisa todavía de un posible retiro como actor. Quiere rodar en libertad y reúne a una plantilla de actores (Spacey, Cusack, Law y Thompson) a sus órdenes con la fidelidad de que le van a ser útiles en sus interpretaciones. Les lleva al escenario mágico de un pueblo de Georgia, Savannah, donde sus cordiales gentes se pasean, como fantasmas, por los parques y callejones rebosados de flores, perros invisibles y que daría gusto pasear por su romanticismo y encanto sureño.

 

 

 

 El periodista decidirá escribir sobre los hechos no solamente para dar rienda a su profesión sinó también por la fascinación del lugar. La magia de ese escenario que representa Savannah está secundada por personajes como Sonny (Jack Thompson) el abogado de Williams; Luther Driggers (Geoffrey Lewis) presidente del jurado en que decidirá llevar o no a Williams a la cárcel , cuya presencia siempre está acompañada de moscas y que posee un pequeño tarro del que un día creerá poder envenenar a todo el pueblo entero. La hechicera Minerva (Irma P. Hall) que invoca a los muertos. O Lady Chablis, transexual desvergonzado amante de la cocina y los malos modales. Su personaje es real. Además del cotilleo de gentes que debido a la presunta homosexualidad del acusado, puede poner su condición de ciudadano respetado en entredicho. Alison Eastwood, hija del director, interpreta a Mandy, una lugareña del que Kelso quedará prendado. Alison canta el tema principal del film, “Skylarg” compuesta por Johnny Mercer.

 

 

Excelente historia de personajes, a quienes Clint Eastwood sabe sacar lo máximo posible. Es probable que el gran Eastwood sea uno de los mejores directores de la historia a la hora de trabajar con los actores para la puesta en escena, ya que cada uno de ellos exprime al máximo las posibilidades de sus caracteres. Todos ellos van insertados en un fantástico guión que a diferencia de lo que solemos ver actualmente, tiene mucho que contar: un asesinato, un juicio, brujería, posiciones sociales, el miedo a lo desconocido, las diferencias en torno a la sexualidad... Y cómo no, todo está narrado con maestría, aderezado con una cuidadísima banda sonora a ritmo de jazz y blues y con una fotografía espectacular. En definitiva, cine de verdad y del bueno, de la mano de Clint Eastwood, considerado ya como uno de los grandes clásicos del séptimo arte. Una gran película... Me pregunto el por qué y creo adivinar algunas causas: no es un gran drama, hay mucha mezcla de estilos, y no acaba de decantarse por uno en concreto, aunque quizá podamos estar hablando más de una película judicial, aunque sin los muchos giros de las grandes películas con esta temática. También es cierto que la aparición de la bruja hechicera y de Lady Chablis, pueda despistar a muchos, al introducir en la película rasgos de comedia y ficción. Sin embargo, hay que profundizar algo más, y la película es visualmente fantástica y refleja perfectamente la vida sureña de una población, Savannah, que me encantaría conocer, vuelan mis pensamientos hacia esa obra maestra que es LO QUE EL VIENTO SE LLEVO..... La labor de los actores es también muy buena, y me quedo en especial con el papel que hace Jack Thompson. Creo que esta película es comparable a las más logradas que tiene, aunque entiendo que parte de una temática un tanto incomprensible y "lejana" para el espectador medio. El hecho de que trate lo sobrenatural con tanta naturalidad y su ya clásica ironía lo veo más como una ventaja que una desventaja, y en cuanto al travestido, me parece uno de los personajes más logrados vistos por mí en el cine desde hace muchos muchos años.

 

 

 

 

Lo mejor: la recreación de la atmósfera del profundo Sur americano, aun hoy en la actualidad, lo peor quizás una cierta falta de pulso narrativo, en un maestro del ritmo como es Clint, también es verdad que la historia, colocada en el sur de los USA requería un "tempo" un tanto lento, acorde con la parsimonia y excentricidad del lugar. Nos encontramos ante una enorme película de Clint Eastwood que como parte de una novela sobre adultos, y es pata negra. Sólo a Clint Eastwood se le podía ocurrir hacer una película como ésta, con unos personajes tan geniales, en un ambiente sureño grandioso que, por razones obvias, hacen ir con la boca abierta a un neoyorquino como el personaje de Cusack... El tipo es que no se entera de nada....lo que quiere explicarnos Eastwood, entre otras cosas, es que USA son muchos países en uno. Que aquello tampoco es monolítico, como tampoco lo es la sexualidad de la gente. Que lo único que hay monolítico es la hipocresía. En resumen, que es una película de juicios con un toque de comedia romántica muy bueno, de comedia a secas, de comedia sobrenatural, algo de thriller... Lady Chablis es sensacional. El baile de puesta de largo de las jóvenes de color es tremendo. Película altamente recomendable que exige del espectador, probablemente mucho más que otras, "meterse" bien a fondo en la trama de la película. Hablar de una película de Clint Eastwood es, automáticamente, sinónimo de calidad. Y este film no decepciona en absoluto. La historia se desarrolla en Savannah, La primera media hora de la película es sabiamente utilizada para presentarnos a los personajes y a la localidad, la cual podríamos decir que es casi un "personaje" más de la película. La mentalidad de sus habitantes es muy peculiar y muy tradicional. John Cusack interpreta a un periodista que acude a cubrir para una revista la fiesta que celebra en su mansión Jim Williams, a la que acuden todos los integrantes de la Burguesía adinerada de la ciudad. Inmediatamente hay buen feeling entre el periodista y Jim pero, de repente, este último se ve involucrado en un asesinato....partir de aquí los hechos se precipitan.

 

 

 

 

Muchos temas se tocan en esta película. El principal es un juicio por asesinato con tintes homosexuales que pueden provocar una sentencia más basada en prejuicios que en los hechos, pero al mismo tiempo, el miedo que puede tener el jurado a ser tildado de homófobo puede alterar el veredicto en sentido contrario. ¿Cómo dar con la sentencia justa?. El periodista trata de ayudar a Jim y demostrar su inocencia mostrando una gran lealtad y amistad ya que la burguesía que forma el círculo social de Jim le ha dado la espalda. La búsqueda de pruebas que demuestren la inocencia de Jim le llevará a encontrar personajes curiosos como una loca travesti que da unos toques de humor a la película absolutamente deliciosos... Todo se funde en este largometraje: La peculiaridad de la ciudad de Savannah, la sexualidad de la víctima y del acusado, la hipocresía de los amigos de Jim.... y sobre todo la ambigüedad del caso: ¿Está el periodista confiando en exceso en la inocencia de Jim Williams? ¿Hasta que punto todos los elementos ajenos a los hechos pueden llegar a distorsionar el veredicto del jurado?. Es difícil opinar mejor sobre esta película sin destriparla... así que mi recomendación es que la veáis y disfrutéis. No lo lamentaréis. Una intensidad sobria por parte de los protagonistas. Kevin Spacey está fantástico, y en su papel de rico... extravagante; John Cusack alterna lo seductor con la expresión alucinada al ir descubriendo las curiosas prácticas y personajes del lugar. Representa nuestra mirada, la del espectador, la de cualquiera de nosotros que no está familiarizado con ese mundo y se ve catapultado en él. Es una película peculiar de Eastwood. El Sur quedó retratado, en cierta medida, con Bird. Pero en ese caso, se trataba de un relato realista, aquí se mezcla lo realista, lo cómico, sentimental, policíaco...  Es igualmente una panorámica humana: la artista negra de cabaret, el periodista lleno de celo, el gay medio reprimido, las exquisitas jugadas de bridge con sus trajes color pastel, la vieja desquiciada que practica vudú en el cementerio, el peluquero, la chica de la floristería, pícara y modosita, el abogado showman, y la víctima, Billy Hanson, un hombre que no despreciaba ni a hombres ni mujeres.

 

 

 

 

Como en todo film americano que se precie, tiene que haber un juicio y escenas con abogado, juez..... jurado popular al que hay que sensibilizar….El hilo conductor es la investigación de John. La trama es sencilla, pero los personajes dan fuerza y el ambiente –tan especial – son elementos que convierten la película en una pieza MUY atractiva. Lo único, justamente porque el ambiente del Sur es más interesante que la trama judicial, me parecen que sobran escenas de la Corte. Lo que resulta envolvente es el ambiente mágico del Sur donde verdades y mentiras se mezclan, vivos y muertos, hombres y mujeres..."Medianoche en el jardín del bien y del mal" es de las películas que más me han impresionado últimamente. Es cierto que tiene lapsus sobre todo el tema místico, que nunca queda claro en la trama, y parece brujería... pero el trazo que le da Eastwood a los personajes, los maravillosos paisajes de Savannah, la interrelación de los ciudadanos, una muy buena trama judicial, la magnífica fotografía, y sobre todo la magnifica actuación de los protagonistas: el siempre cumplidor John Cusack, el fantástico Jude Law (quiero romper una lanza a su favor y desmarcarle de algunos malos actores actuales como Orlando Bloom o Leonardo diCaprio) y el magnífico Kevin Spacey, en otro trabajo para enmarcar. En resumen, película muy recomendable de Clint Eastwood, llegando casi al nivel de sus cuatro obras maestras: Sin perdón, Los puentes de Madison, Mystic River y Million Dollar Baby. Es una auténtica lástima que este film pasara tan desapercibido cuando se estrenó. Estamos ante una gran y notable película, pues no en vano, es del gran Clint Eastwood, un director de cine que con los años ha demostrado su enorme talento en la dirección y es alguien en que uno puede tener la confianza suficiente en que verá un producto de gran calidad.

 

 

 

 

Eastwood, basándose en una novela de John Berendt, reúne a un atractivo elenco de actores formado por el más que notable John Cusack, el gran Kevin Spacey y un principiante Jude Law, entre otros, para relatar un thriller judicial donde un hombre adinerado y homosexual es acusado de asesinato. Es una película de lo más atípica y fresca de ver, gracias a una historia muy bien llevada y por un plantel de personajes que pueblan la remota ciudad que no podían desbocar más originalidad. También hay que destacar su espléndida fotografía y trabajado guión. Eastwood nos ofrece una muy buena película donde la intriga, la curiosidad, la belleza y la diversión van juntas de la mano, el director nos ofrece un producto de lo más redondo de una calidad y habilidad para entretener incuestionables. Estamos sin duda, ante una película que pasó desapercibida en su época y que se merece una oportunidad... A nadie deja indiferente. Otra película que condecora la admirable trayectoria del señor Eastwood, llena de la serena madurez de su experiencia, y de un clasicismo agradecible e indisimulado. Con magníficos personajes como el de las dos mujeres de color y muy solventemente interpretada, es una película sobre la inexistencia de paraísos terrenales o mejor, sobre que en aquellos siempre hay algo que los destruye o los mancha, sobre la culpa, sobre la necesidad de ser tolerantes, sobre la necesidad de que la verdad y la justicia, aunque sea por métodos mágicos, prevalezcan siempre. La película posee una pintoresca galería de personajes, y aunque puede resultar un poco larga, resulta otra obra notable de su ejemplar autor, que vuelve a dejar indemne su carrera como director de cine. El Sur a causa de la herencia cultural e histórica única de la región, incluyendo los primeros establecimientos coloniales europeos, la doctrina de los derechos de los Estados, la institución de la esclavitud, el sincretismo religioso y la herencia de la Confederación durante la Guerra Civil Estadounidense, el Sur ha desarrollado sus propias costumbres, literatura, estilos musicales, y diversos tipos de posible leyenda... Se podría concluir que hablamos de una sociedad tan compleja, retrógrada y superficial como interesante... El periodista John Berendt, en un viaje que realizó a comienzos de los ochenta, tomó las notas necesarias para escribir una novela basada parcialmente en hechos reales y que versaba sobre el asesinato de un muchacho a manos de su amante.

 

Dicha novela, cayó en manos de Clint Eastwood y éste pensó que podría convertirla en un ambiguo y sugerente ejercicio cinematográfico que describiría de forma gráfica todo este estilo de vida decadente, las fiestas lujosas y la creencia de que era una ciudad parada en el tiempo, aún evidenciando su pasado colonial. Para plasmar esto Eastwood utilizaría un sinfín de personajes de Savannah que ya aparecían en la versión escrita, desde los aristócratas, como James Williams, a la gente de menor importancia social, como Joe Odom, pasando por cantantes, pianistas, chaperos, sacerdotisas vudú y una drag-queen. Magníficas las actuaciones de John Cusack, que interpreta a Berendt pero con otro nombre, y Kevin Spacey, que por cierto es de los mejores actores del panorama hollywoodiense. Por otra parte la narración mantiene un ritmo muy interesante al tiempo que se nos muestran unos fotogramas bellísimos. No sé exactamente qué buscan los espectadores que desdeñan esta embriagadora película. Puede ser que el usuario "Macarrones" tenga más sensibilidad fílmica que yo, pero en mi conciencia no puedo dejar de recomendar un film que retrata de manera real una sociedad apasionante, para de paso ofrecernos un thriller de investigación y juicios. De la prolífica y variada carrera de Clint Eastwood como director, Medianoche en el Jardín del Bien y del Mal es la única incursión en el género de la comedia, junto con la mucho más trivial Space Cowboys. Porque Medianoche en el Jardín del Bien y del Mal es una comedia, pero proviniendo del maestro, su gracia es más sarcástica que evidente, ya que disecciona a toda una sociedad con una inteligencia infinita y un buen gusto difícil de igualar. Partiendo de la novela, Eastwood plantea con esta película un caso de prejuicios morales y de juicios a las apariencias mucho más profundo de lo que aparenta. Porque la trama de la película, aparentemente liviana por sus risueños caracteres, es incisiva hasta la médula, capaz de desmembrar la moralidad aparente de las “gentes de bien” y el respeto generalizado que hay antes por el dinero que por la verdad y la honestidad.

 

 

 

Medianoche en el Jardín del Bien y del Mal es una muestra más del confirmado talento de Eastwood como narrador de historias y como documentalista de las sociedades de nuestro mundo. La cámara que mueve en torno a este lúcido guión es de nuevo un ejemplo de sabiduría social, de capacidad de reflexión y entrega, y sobre todo, de profundo conocimiento humano, desde las entrañas. Magnífico análisis, a partir de un sólido y bien construido thriller judicial, de una sociedad estadounidense distinta a la que habitualmente nos ofrecen en la pantalla. No todo son las calles de Nueva York, pizzerías, las avenidas de Los Ángeles o los locales latinos de Miami. Eastwood nos muestra una sociedad sureña encantadoramente obsoleta y decadente, orgullosa de su historia, con los vestigios de lo que podría haber sido si no hubiesen sido aplastados por la maquinaria yankee, una sociedad mezcla de tradiciones europeas caducas y la cultura afroamericana ancestral, mágica y enigmática, una sociedad algo libertina e hipócrita, pero que vive sin prisa y disfrutando de la vida. Este es el film más atípico y complejo que he visto del maestro cineasta, tal vez porque está basado en un suculento best-seller, donde la trama se compone de múltiples historias que se cruzan en la ciudad de Atlanta, con su inequívoco sello del sur estadounidense.

 

 

 

 

La intriga gira en torno a un excéntrico millonario sureño al estilo del Gran Gatsby, coleccionista de antigüedades y obras de arte. Un joven periodista venido del Norte (J.Cusack) llega contratado por él, para la frívola tarea de redactar apenas 500 palabras sobre una de sus fiestas. El recién llegado queda cautivado por el universo social que encuentra, al cual describe a un amigo como: "Esto es igual a 'Lo que el viento se llevó', pero en versión surrealista". Y es esta versión surreal la que empieza a filtrarse en los diferentes tonos de la película, que tiene características del thriller, donde se incluye también un típico juicio, estrados y banderas norteamericanas. Aunque por momentos el film pasa a un abierto clima de comedia. Como si esto no fuese ya demasiado, se introducen elementos esotéricos propios del film de misterio, como ritos y creencias de la subcultura del vudú, a partir de una hechicera gorda y negra como son las nanas sureñas. Muchos hilos y subgéneros son los que van estirando y dilatando más allá de lo ideal en una trama tan ambiciosa, que se volvería inmanejable de no tener por detrás el sólido oficio de Clint. De todo ello y por sobre todo, prevalece una mirada irónica respecto de ese microcosmos social marcado por una doble moral: la ambigüedad no solamente envuelve el sexo sino a la justicia: la condena del vudú será distinta al veredicto del falible jurado. Algo curioso es que no existe un protagonismo excluyente, sino varios secundarios con su minuto de gloria. Desde las breves apariciones de Jude Law en adelante. Y esto también define el tono más risueño, por el que parece inclinarse Clint Eastwood, quien parece disfrutar en medio de una trama babilónica que se vuelve difícil de manejar. Es una película-ómnibus, donde hay demasiado para contar y se pasa de un asesinato a un juicio; de un salón de baile a las tinieblas de un cementerio, del suspenso del thriller a los enredos. Pero siempre con el respaldo del oficio para filmar, junto a una memorable banda sonora a ritmo de jazz y blues. De las palabras y conjuros de la hechicera negra deviene el extraño título: en la mitad de la noche y cuando algo no está claro, los muertos requieren de media hora para una mirada desde el bien y otra media para el mal. Además, en este film coral tampoco se excluye el hilo de una pequeña historia sentimental con idas y vueltas que involucran al guapo periodista y a la bonita hija de Clint (Alison Eastwood). La excelente ambientación sureña ayuda a contextualizar la trama y la personalidad de los personajes. Eastwood los muestra de forma muy definida y clarifica sus ideales y posturas de forma que el espectador tenga clara la posición de cada uno en la historia. Se construye así una narración de personajes, siendo la excusa la indagación detectivesca de Kelso. Eastwood les provee de detalles y tópicos, creando así una especie de escaparate humano donde se ve la miseria, el falso orgullo, los prejuicios o, como es ya común en el cine de Eastwood, la sensación de pérdida.

 

 

Además de la evidente atmósfera de cine negro, “Medianoche…” es también un excelente drama judicial. Jack Thompson hace un buen papel en el tramo de la cinta donde se desarrolla el juicio contra Williams, y apenas se nota el cambio del pulso narrativo con respecto al resto de la película. El filme respira cine de calidad, abogando por las imágenes explícitas, los encuadres clásicos y una maestría en la realización que sólo alguien tan experimentado como Clint Eastwood puede tener. Su técnica se empapa de todo el arte que puede ofrecer alguien que ha vivido sólo y para el cine. La fotografía es evocadora al lugar con imágenes competentes y bien trabajadas en interiores y exteriores, exponiendo en todo momento la alta clase social a la que pertenecen los protagonistas. La música es melancólica y tranquilizadora en gran parte del film gracias a sonidos clásicos de pianos en fiestas, siendo por otro lado intrigante para estimular al público en una buena labor musical. Los planos y movimientos de cámara consuman una correcta labor técnica a través del uso de los subjetivos, grúas, generales, seguimiento, cámara en mano, reconocimiento, primeros planos, detalles y circulares que sacan lo mejor de las interpretaciones y de la historia. Cabe mencionar también, el montaje lineal y seguido con algún flash-back para poner en situación al público aunque es bastante largo en lo que ofrece. Sugerente obra inclasificable del maestro Clint Eastwood, un retrato entre lo bizarro y lo humanista de una comunidad singular en Savannah, haciéndose varios cambios para adaptar la película del libro. Muchos personajes no utilizados fueron eliminados o combinados en compuestos, John Celso es el alter ego de Berendt. En 1981, en Savannah, ocurrió un sonado suceso involucrado, James Williams, nuevo rico que alzó vuelo comprando antiguas edificaciones que primero restaura y luego pone en venta, el abogado de la vida real de Williams, Sonny Seiler, interpreta al juez White. En el film se pinta un retrato disfuncional de la ciudad de la mencionada urbe sureña, desfila un pianista que hace fiestas en su “vivienda de lujo”, un tipo que pasea un perro imaginario, otro que lleva amarradas moscas que sobrevuelan a su alrededor atadas y ello con un bote de veneno siempre en el bolsillo, una oronda sacerdotisa de vudú, y sobre todo un transexual extrovertido y lenguaraz. Relato que con mucho humor critica la hipocresía de la sociedad, su culto a las falsas apariencias, la homofobia, se hace una loa a la tolerancia, a la amistad, a la comunión con los muertos, a la alegría de vivir, ello en un marco donde se dan cita la amoralidad relativa, la ambigüedad moral, el hedonismo, la lujuria, el libertinaje, el asesinato, los ritos sobrenaturales, ello con un ritmo activo-festivo, con momentos atractivos, diálogos ingeniosos, pero que se le puede achacar cierto desequilibrio en el tratamiento de las subtramas, con personajes que parecen caprichos artificiosos puestos en el escaparate para atraer al espectador. Destacan en las actuaciones un brillante Kevin Spacey como anticuario, todo un derroche de sofisticación.

 

 

 

Eastwood dirige con ritmo sereno pero ágil, sin estancar nunca la acción siempre avanzando, mostrando un bucólico entorno repleto de personajes pintorescos, provocando en el espectador interés y donde se intentaran de modo ambiguo responder a las causas del asesinato, sobre la fina línea que separa la verdad de la interpretación de la misma, muy en la línea de “El misterio Von Bullow, otro film basado en un caso real, surgiendo una reflexión sugerente sobre donde están las fronteras de la moralidad. Aquí emerge la figura titánica de Jack Thompson en el abogado defensor, un derroche de frescura y humor flemático. La puesta en escena resulta formidable teniendo ya mucho hecho con el escenario de Savannah, un lugar que parece anclado en el tiempo. La música es compuesta por el habitual del director, el saxofonista Lennie Niehaus, se amolda sin intrusismo pero sin dejar huella a las secuencias. La tumba que vemos en el desplazamiento inicial por el cementerio, en cuya lápida se lee, John Herndon Mercer (1909-1976), es la de Johnny Mercer, famoso letrista, compositor y cantante, ilustre hijo de Savannah y gran amante de la cultura afro, quien, con sus obras, obtuvo 19 nominaciones a los premios Oscar, ganando cuatro de ellos, en la banda sonora, 16 de sus canciones son utilizadas de forma fragmentada, cantadas por él o por otros intérpretes, entre ellos Alison Eastwood (hija del realizador) cantando “Come Rain Or Come Shine”, y a Kevin Spacey "That Old Black Magic". Medianoche en el jardín del bien y el mal es muchas cosas interesantes. Es Kevin Spacey en sus años dorados, entre Oscar y Oscar, y antes de que su carrera quedara destrozada por las acusaciones de acoso sexual contra él. Es una mezcla de realidad y ficción, en la que se entremezclan personajes reales y creados para la ocasión . Y es Clint Eastwood en uno de sus trabajos más bizarros como director, parecido a sus grandes obras maestras, como Mystic River, Million dollar baby, Gran Torino o Cartas desde Iwo Jima. Sin embargo, lo que más es Medianoche en el jardín del bien y el mal es el sur de EEUU, con ese aire tan, valga la redundancia, sureño que quedó perfectamente reflejado en, por ejemplo, las historias de Flannery O'Connor, con esa mezcla fascinante de lujo de los poderosos, pobreza, depravación, lo grotesco y el inimitable paisaje del sur. Quizás es la película que mejor ha captado ese género en sí mismo que es el gótico sureño, o la literatura sureña en general. Se trata de una película notable y desde luego no para todos los paladares, pero sin duda notable, excéntrica e irrepetible.

 

 

Eastwood revive la historia con la mórbida expresión de la habladuría popular que alta presencia tenía en la década de los setenta en la que se ambienta, y que se ha aferrado como un estigma en gran parte del sur de Estados Unidos con el que el californiano se desmarca de las acusaciones de unos y de otros acerca de su infundado reaccionarismo, extirpando la espina en un desesperado alarido de reivindicación y, sobretodo, de la igualdad y respeto hacia todos, que es lo que de verdad procesa el cristianismo, esto último jugando un papel crucial en esta historia judicial de amparados y desamparados. Este desapercibido punto de inflexión en una filmografía repleta de forajidos y héroes americanos trasciende con la que abre su corazón, revelando una personalidad enfocada en el descontento que le produce la ley, hipócritamente igual para todos, que pone en cuestión como el último outlaw de Hollywood cuatro años después de que el film Philadelphia de Jonathan Demme agitara la sociedad americana. Medianoche en el jardín del bien y del mal destaca, también, por el excelente dominio técnico y el vigor con el que el legendario director firma esta honesta carta remitente a la retrógrada sociedad americana, llamando urgentemente a la igualdad con un thriller que atrapa por la duda del veredicto, de la sentencia final que se antoja como verdadera pero que con muy poco se puede falsear en pos de la arrogancia de unos pocos como tan bien describió John Berendt en la paradoja de Savannah y de la que nosotros, nos bañamos de admiración.

 

 

 

 

El poder sirve para muchas cosas: Te permite resolver problemas con poca dificultad… Pone a tu alcance numerosas ocasiones para relacionarte con la llamada gente “importante”… Favorece tu reconocimiento… Hace que tu imagen, las acciones que realizas y las palabras que dices, tengan un lugar en los medios de comunicación… También te permite cometer faltas y delitos “impunemente”, aunque, si caíste en esto, después de que hayas disfrutado de ese poder con el que te sentiste grande, intocable, y superior a los demás, llegará ese momento en que se te hará justicia, ¡porque la impunidad no existe y has de recibir tu merecido!. Eastwood, muestra tanto empeño en hacer un filme localista, que también el juez del caso, es originario de la ciudad. Y la tumba que vemos en el desplazamiento inicial por el cementerio, en cuya lápida se lee, John Herndon Mercer (1909-1976), es nada menos que la de Johnny Mercer, el famoso letrista, compositor y cantante -insigne hijo de Savannah y gran amante de la cultura, quien, con sus obras, obtuvo 19 nominaciones a los premios Oscar, habiendo ganado cuatro de ellos. Ha podido, el director, ofrecernos esta vez un filme sólido... Tambien hay otra situación con suficiente carga dramática o romántica, siendo que el tema daba para todo eso..... algunas cosas, como las que ocurren con el personaje de Minerva, son pura broma macabra.

 Lo rescatable está siempre por ese lado y a lo ya citado, puede sumársele el singular anciano que pasea al “perro Patrick”, no existe nada como una mascota para enseñarnos a los humanos que somos de carne y hueso, pero con un espacio limitado para los pensamientos .

 

Al final,  siento que contemplar esta película, es como lanzarse al vacío, volar y caer en una ciudad que el viento jamás pudo llevarse. Esta obra de culto de Eastwood es apenas una medianoche en la simpática ciudad de la irreverencia..... Pero esto señores míos es cine y el cine vaga por senderos que nos adentra en Manderley

 

 

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