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LA VISITA DEL RENCOR

 

 

 

 

 

 

 

 

Aprovechando el centésimo aniversario del nacimiento de Ingrid Bergman, la cuarta estrella más importante en la historia del cine, precedida por Katharine Hepburn, Bette Davis y Audrey Hepburn, me propongo hablar hoy de uno de los trabajos que quizá sean menos conocidos dentro de su filmografía. Se trata de La visita del rencor, dirigida en 1964 por Bernhard Wicki y en donde Ingrid Bergman tuvo como compañero de reparto a Anthony Quinn. Con semejantes intérpretes, y teniendo en cuenta, además, que la película es una versión libre de la excelente pieza de teatro La visita de la vieja dama, es decir, la obra más conocida del dramaturgo y novelista suizo Friedrich Durrenmatt, hacen que visionar esta cinta resulte sumamente atractivo, pese a que en su época, paradójicamente, el filme no tuvo un extraordinario éxito. La acción se desarrolla en un lugar ficticio llamado Guellen, un pueblo hundido en la miseria por la terrible crisis económica que lo acucia y que ha hecho que cierren sus fábricas y la industria minera de la que todos sus habitantes dependían. Al comenzar la película, vemos cómo los habitantes de Guellen se preparan para el regreso de Karla (Ingrid Bergman), nacida en esa localidad y viuda de un magnate del petróleo quien se ha convertido en una de las mujeres más ricas del mundo. El recibimiento que, pretenden darle a la millonaria nos recuerda un poco a algunas escenas de “Bienvenido Mr. Marshall”, con pancartas y la representación de las autoridades encarnadas por el alcalde, el sacerdote, el jefe de la policía, el maestro, y una banda de música. Además hay una multitud de ciudadanos curiosos que se agolpan en la estación de tren y, por último, está Serge Miller (Anthony Quinn), antiguo novio de Karla y dueño de la tienda principal de la localidad. Pese al recibimiento apoteósico, que roza lo patético, desde el principio comprendemos que Karla alberga un resentimiento notorio contra sus habitantes. Nada más llegar le reprocha al maestro que le pegaba en el colegio, al novio que la dejó para casarse con la mujer más rica del pueblo, o a aquellos que no consintieron en ayudarla cuando tuvo necesidad de ello. Cuando Karla baja del tren, Ingrid Bergman despliega todo su poder interpretativo y casi sin necesidad de palabras, vemos prodigiosamente dibujado en su rostro los gestos de desprecio, de rencor, pero también el orgullo, la altivez y el poder propios de una dama poderosa, una reina que se permite el lujo de detener un tren en marcha cuando no tenía prevista su parada, comprando con su dinero al jefe de estación para acallar sus quejas.

 

Todo el pueblo sueña con que ella ha vuelto para ayudarles a salir de la miseria. Justifican su regreso aduciendo un supuesto altruismo, una generosidad sin tacha. Este fragmento de diálogo en el que algunas personas tratan de justificar su regreso es, además de significativo, sumamente mordaz, como suele ocurrir en muchos diálogos de los textos de Durrenmatt:

 

– Nació aquí. Pasó su juventud aquí.

 

– Dos buenas razones para no regresar nunca.

 

– ¡Médicos! Cortan cadáveres y creen conocer a las personas. Querido doctor, lo que debería analizar es el corazón humano.

 

– Ya lo hice. Y odiaría contarle lo que encontré.

 

 

Sin embargo, Karla no tarda en rebelar sus verdaderas intenciones. El día de su llegada, en la cena que se organiza en su honor, ella se levanta para anunciar que está dispuesta a donar un millón para ayudar a reflotar la economía del pueblo y otro millón adicional para repartir entre sus ciudadanos con una única condición: que se condene a muerte a su antiguo novio y amante Serge, que en su día la dejó embarazada, negándose a admitir la paternidad del hijo que ella esperaba y abandonándola para casarse por conveniencia con la mujer más rica de Guellen. Cuando el juez local intenta determinar la paternidad de Serge, éste no duda en comprar el falso testimonio de dos testigos que dan fe del comportamiento licencioso y promiscuo de Karla, dando a entender que el hijo que espera podría ser de cualquiera. La reputación de Karla quedó entonces tan dañada que se vio obligada a irse del pueblo y prostituirse en Trieste, para poder sobrevivir. La fortuna hizo que, algún tiempo después conociera a un multimillonario que acabó tomándola por esposa, cambiando así su suerte. La proposición de Karla es inicialmente rechazada por todo el pueblo, que se levanta indignado contra lo que consideran un chantaje inadmisible, pero la vieja dama no se amilana y decide instalarse en el pueblo para esperar que los acontecimientos sigan su curso.

 

 

Es realmente un espectáculo contemplar a Ingrid Bergman interpretando este papel. Las expresiones de su rostro hablan por sí solas, mostrando un rictus lleno de dureza, de amargura y de resentimiento. Esta actriz es uno de esos prodigios que demostraron en su carrera artística que eran capaces de interpretar cualquier tipo de papeles. En cuanto a Anthony Quinn, ni que decirlo tiene, está espléndido. En cuanto a la trama, la película continúa con la corrupción paulatina de la población, cuya conducta comienza volviéndose ambigua para terminar mostrándonos la mezquindad más absoluta que ocultan los habitantes y cómo la codicia realmente puede consumir el alma humana de forma vergonzosa. Aunque la película no tuvo mucho éxito, estuvo nominada al Oscar al mejor de diseño de vestuario en blanco y negro. Ese mismo año, Anthony Quinn estuvo nominado al Oscar como mejor actor por uno de sus papeles más emblemáticos, “Zorba el griego”. El título con que se tradujo al español: “La visita del rencor” es, a mi juicio, bastante afortunado. En cuanto a la obra teatral que le sirve de referencia, “La visita de la vieja dama”, en España se representó por primera vez en el teatro Español en 1959. En resumidas cuentas, La visita del rencor se trata de una película con un gran poder narrativo, basada en una excelente obra de teatro y que nos muestra una cruda visión del alma humana. La línea divisoria entre la venganza y la justicia, se diluye y se confunde en el argumento y en los extraordinarios diálogos. Como en todas las obras de Durrenmatt, existe un sentimiento ético y una infatigable búsqueda de la justicia. Durrenmatt obliga a sus lectores, a sus espectadores a que se hagan preguntas difíciles incluso a sabiendas de que las respuestas serán siempre molestas.

 

La visita del rencor es una de esas películas para mi injusta y extrañamente no valorada en su dimensión. Dirigida por Bernhard Wicki, director austríaco de conocidas película bélicas de la segunda guerra mundial como El día más largo o los grandes alegatos antibelicistas como El  puente o Morituri, y basada en la obra "La visita de la vieja dama" de Friedrich Dörrenmatt...interpretada por dos actores de leyenda: Ingrid Bergman y Anthony Quinn. La visita del rencor nos narra la historia de la venganza de una doloros hecho sucedido bajo el rencor. El resentimiento es la resultado de humillaciones múltiples, ante las cuales las rebeliones sofocadas acumulan "ajustes de cuentas", tras la esperanza de precipitarse finalmente en actos de venganza. A partir de ese resentimiento surge la venganza, mediante una acción reiterada, torturante y compulsivamente repetitiva.

 

 

Vamos a ver en esta película lo que podríamos llamar dinámica del resentimiento. Y, en este sentido, hemos de empezar con la vinculación del resentimiento con el narcisismo y, por lo tanto, el vínculo del resentimiento con la pérdida de una profunda herida en lo que podríamos llamar "el amor propio" o "dignidad personal". Veamos en nuestra película lo que representaría este punto de partida. Kara, una multimillonaria viuda, vuelve a su pueblo... Serge, ex-novio de Kara, adquiere un notable protagonismo, y tras su llegada pronto tienen un momento de intimidad en el que recuerdan su pasada historia. En un momento dado de su conversación Kara dice: 

¿Adivinas lo que pensé cuando estaba en tus brazos? Los brazos de un hombre por primera vez en mi vida. Qué le pudiera dar a entender que aquello era tan hermoso o él nunca creería que fue el primero. Era muy importante para mi que supieras que fuiste el primero. No se si entonces me creíste o no. Era tan difícil disimular y yo estaba tan enamorada de ti. Grité con toda mi alma.

 Más adelante Kara, en lo que será el inicio de su venganza, detalla las humillaciones sufridas en aquella época delante de una fiesta que organiza el pueblo para recibirla y promete donar dos millones a Guellen (uno para el pueblo, el otro a repartir entre las familias) a cambio de que se haga justicia. Y lo hace por boca de un ex-juez ahora asesor de la viuda. La condición que pide para donar el dinero es la muerte de Serge como reparación a las humillaciones sufridas. En ese momento se nos da a conocer que Kara tuvo un hijo de Serge que éste negó alegando la bajeza moral de ella. Para ello recurrió a falsos testimonios  comprados por Serge de hombres que habían tenido relaciones con ella. Kara tuvo el hijo y lo apartaron de ella, pero murió en un año. En cuanto a ella se fue del pueblo y conoció al magnate del petróleo de la que fue su esposa. La venganza de Kara se trata de comprar al pueblo con el dinero para lograr que un juicio le declare culpable y que lo castigue con pena de muerte.

 

Esta situación que retorna tantos años después de que ocurrieran nos permite observar una de las características fundamentales del resentimiento, aquello que se llama la "viscosidad de la libido", es decir, la "pegajosidad" de la víctima para apegarse al que considera su maltratador y así legalizar una situación de víctima privilegiada que la habilita para reparar aquello que fue dañado y saldar las cuentas que quedaron pendientes. Como dice Kancyper:

 "La vivencia del tiempo en el sujeto resentido es la permanencia en el rumiar indigesto de un rencor para culminar o no con su pasaje a la venganza"

Una vez lanzada la "oferta" Karla se sienta a observar las evoluciones del pueblo para ir viendo como, poco a poco, como sus gentes ven acorralando a Serge para llevarlo a un juicio y que se le declare culpable. Serge, desesperado por el acorralamiento cada vez más opresivo que sufre por parte de las autoridades y gentes de Guellen, entra en la casa de Karla para hablar con ella. Y aquí asistimos a otra de los momentos clave de la película y aún más importante para comprender la dinámica del resentimiento. En esa escena asistimos a la amenaza de Serge de que si Kara no retira su oferta al pueblo a cambio de su ejecución la matará. Y mientras la sujeta por el cuello Kara le dice:

 

¿Recuerdas ahora cómo empezó Sergio? Yo si. En un balcón como este. Una noche suave y cálida como esta. Tú estabas aquí abajo y me mirabas sin moverte. Yo quería entrar de nuevo en la habitación, me sentía más segura - mientras hace que su mano le acaricie el rostro -. Pero tú seguías mirándome, con rabia, muy enfadado, como si quisieras herirme. Tus ojos estaban llenos de pasión. No se por qué abandoné el balcón, baje y me puse a tu lado. No dijiste nada. Luego echamos a andar juntos en silencio, como si lo tuviéramos todo hablado. Como si los dos supiéramos donde habíamos de ir y lo que teníamos que hacer.

 

 

 

En todas estas palabras suena y resuena aquello que Lacan nos dijo acerca del estadio del espejo y que puede concluirse diciendo: "el yo se define por una identificación con la imagen del otro. El narcisismo no es un estado en el que faltaría toda relación intersubjetiva, sino la interiorización de una relación". No es acaso esta escena la escenificación de este proceso que culmina con la frase que Kara dice a Anya de que el ser amado "entre tan profundamente en ti que no exista nadie más"? A través de esos conceptos podemos ahora comprender por que una ruptura afectiva puede experimentarse como una pérdida de completad y, en conclusión, como una profunda herida en sí mismo. Se van clarificando más detalles, y tanto en su salida del pueblo como que le retiraran la custodia de la niña estuvo implícito prácticamente todo el pueblo. Y así también nos enteramos que fue Kara quien lleva a la ruina el pueblo: ella compró y cerró la fábrica, la mina y de hecho compró todo el pueblo que ahora es suyo.

Antes del juicio que Serge sufrirá por parte del pueblo - que ha restablecido la pena de muerte, ambos se ven en la cabaña en que fueron aquella noche cuando ella bajó para irse andando con él. Allí Kara nos da testimonio de aquello que dijimos de que el sujeto resentido es esclavo del pasado, que no puede ni quiere olvidar: "Lo he sentido durante veinte años... He llevado conmigo dos cadáveres, el de la niña y el de una muchacha de diecisiete años a la que tú mataste. Alegre, llena de vida, de amor. Toda ella maravillosa, murió aquel día, en el momento que presentaste los dos testigos". Es una forma precisa de decir que su vida quedó congelada aquel día. De hecho añade momentos después ratificando esta congelación: "Desde entonces ningún hombre ocupó tu puesto. Muerta a los diecisiete años". Un Serge arrepentido - que paralelamente va haciendo su proceso personal - le responde que "mañana seremos iguales" - en referencia a la sentencia de pena de muerte que le sobrevendrá en el juicio -. Y aquí aparece la respuesta clave de Kara cuando le dice: "Mañana no existirá nada que me estimule a vivir, Una vida vacía". Esta es, por definición, el estímulo y el temor del sujeto resentido. Después de esto Kara se abraza a Serge y estallan en una nueva escena de apasionamiento en la que ella dice: "Los dos juntos, los dos juntos... Sergio, no hay nada más en todo el mundo. Tú y yo, yo y tú. ¡Ah, que hermoso! Tendremos una vida maravillosa juntos", lo cual también nos confirma la idealización de su amor con Serge y la consecuente e insoportable herida narcisista que su traición le causó, lo cual tiene su conclusión en la continuidad de la escena.

 

 

El final de la película es genial, ella logra que el tribunal constituido para juzgar a Serge le declare culpable y le condene a muerte. Tras entregar el dinero, el clímax de la escena sucede cuando Kara pregunta a todo el pueblo si alguien, aunque tan solo sea uno, considera injusta la sentencia. Nadie dice nada: "Este es el momento que he estado esperando..." exclama llena de júbilo. Pide entonces que no se ejecute a Serge, y hablando al pueblo les dice que ellos no son mejores que él, que fueron tan miserables como él . Le deja vivo para que el pueblo recuerde su miseria, que por dinero fue capaz de ejecutar a un amigo suyo, y a Serge le "condena" a vivir como un fantasma entre ellos, ninguno de los cuales dudó en traicionarle por dinero.

 

Veamos así que la venganza del resentido aspira a que el sujeto del cual se venga comparta su mismo destino: ser fantasmas... muertos en vida. .. quiere compartir el goce del sufrimiento por la plenitud imposible....

Un film imborrable para mi, donde dos monstruos de la pantalla, hacen que me sienta cada día mas orgulloso de amar el cine

 

 

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